Venezuela en las teles españolas

Tan pardillo como soy, no creo recordar otros tiempos en que las televisiones españolas, públicas y privadas, dieran semejante abundancia de imagen (en color pero también en blanco y negro) sobre el devenir de un día cualquiera en la vida de Venezuela. Su basta y torpe manipulación ha expulsado la finura de la buena o mala publicidad subliminal, porque de lo que se trata es que el espectador asuma rápidamente la pésima situación venezolana, y enseguida interprete lo que puede suceder aquí en el caso de que un partido concreto de dirigente con coleta llegue a gobernar.
Venezuela no está nada bien. Hay un país y dos pueblos enfrentados, mucha violencia en las calles, y una gran necesidad de alimentos que hace tiempo ya no se ven en los supermercados. Hace décadas que los gobernantes venezolanos dejaron de lado las buenas maneras democráticas para entrar en una espiral de violencia verbal que no beneficia a nadie. Venezuela está en un precipicio de conflicto social, y cada vez más aislada con el exterior. Por si fuera poco, el precio a la baja del petróleo no la ayuda nada en su agujereada economía.
Esta situación, real y palpable para muchos venezolanos que la viven desde dentro y otros que la observan desde fuera, no es óbice para tratar informativamente este asunto como se está haciendo. Espero que los medios de comunicación que tanto interés prestan ahora al caso venezolano, sigan igual de constantes cuando pasen las elecciones autonómicas, municipales y nacionales en España. No es fácil ayudar a Venezuela, porque no se quiere ayudar. El chavismo se impone por encima de muchas cuestiones del día a día, y es sencillo decir desde fuera que se ha echado a perder todo un país que en otros tiempos fue rico y próspero. Quienes se sienten chavistas no opinan así, porque creen que su nación es más social y justa que nunca, especialmente con las capas más desprotegidas de la población. Difícil, muy difícil solución. Ahora bien, nuestras teles, ¿qué es lo que quieren trasmitir? De lo mal que lo hacen, se las ve de lejos. Uno: que nos puede llegar a suceder lo mismo. Dos: que nos van a racionar hasta el jabón. O tres: que la mitad del país, como ellos, se puede echar a la calle contra la otra mitad. No sé quien nos gobernará en adelante, pero me alegra saber que no lo harán los directivos de las teles que están ahora inmersos en tanta idiotez, manipulación e insulto, por considerarnos tontos, en general, a los telespectadores españoles. ¡Veremos lo que interesa Venezuela tras las elecciones!
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