¿Tan dificil es conocer la calle?
Tanto sociólogo denominados gurús, cuando digo yo lo fácil que es salir a la calle, andar por ellas, y darte cuenta lo que realmente vivimos y hay.
A través de la historia, una y otra vez se repite lo mismo: el poder aleja de la gente. Una cosa son los correligionarios de los que te rodeas y te jalean, y otra muy distinta vivir un mes en un barrio obrero de las afueras de cualquier iudad, que es lo que yo recomendaría en su currículum personal a cualquier gobernante. Las nuevas vocaciones electorales de los ciudadanos surgen de estos divorcios tan notorios entre lo que se habla en los púlpitos de la política, y cómo se ven y se hablan realmente las cosas en las barras de los bares, cuando te tomas un chiquito al salir del curro, o paras igualmente para quejarte en público de que, un día más, no has encontrado tajo porque no hay nada de trabajo.
Muchos ciudadanos lo están pasando realmente mal, sin expectativas, y este es el gran frente de batalla. Cuando ocurre esto, explota todo lo demás, porque haces culpable a todos de tu situación. Llevan mucho de verdad, por cierto. Y pasa también que los tiempos de la tolerancia han muerto. No es malo tampoco. En el punto de mira están la corrupción, las cajas, los bancos, las preferentes, los usureros, los constructores siniestros, los políticos corruptos, la política sin respuestas y los charlatanes que aparecían por televisión y luego tenían cuentas en suiza, producto del robo y de lo mucho que habían gastado en las tarjetas opacas que no pagaban a Hacienda. Por eso digo: ¿tan difícil es ver el sentimiento y los pensamientos de la calle, y tomar a continuación medidas legales?
Lo que se hace ahora, mejor dicho, lo poco que se hace ahora, solo alienta otra frase muy de aquí referida a “piensa mal y acertarás”. No creo que sea tan difícil para los gurús tan listos que aconsejan en este país, a no ser que ya sean pensadores tan ricos y tan barrigudos, que ya no les enriquezca personalmente siquiera salir a la calle para ver a los que piden, a los que deambulan, los comercios vacios, menos coches por una gasolina carísima, y una ciudadanía con cara de circunstancias ante toda la porquería que sale a diario en periódicos y telediarios. ¿No lo ve usted como yo?
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