No a extraer petróleo en paraísos turísticos

Hace cuatro días que desde los gobiernos se predicaba que el petróleo tenía los días contados como motor energético, y ahora somos nosotros los que estamos en boca de conservacionistas de la tierra (como yo), en contra de las prospecciones petrolíferas en Canarias, Baleares y Valencia (como yo también). No puede ser: se quiere todo al mismo tiempo, aunque choque frontalmente como es el turismo y la extracción de petróleo frente a costas paradisíacas con terminación en playas aún más alucinantes de ver. Desde la catástrofe del Prestige tenemos mal rollito con el petróleo incontrolado que puede terminar vertido en el mar. La riqueza ya está en todos estos lugares. Son las gentes que llegan de todas partes del mundo a tomar el sol, bañarse, palpar la arena color oro, y disfrutar de los pueblos y ciudades que gozan de estas peculiaridades naturales únicas. ¿A qué viene entonces lo del fracking bajo el mar? A lo de siempre: la avaricia y los lobbys del petróleo que saben las puertas que tocar para conseguir los permisos pertinentes para agujerear. Con lo que no contaban es con la participación en el “no” a las prospecciones petrolíferas en zonas turísticas de importantes personalidades de todas partes, enamoradas de Canarias, Baleares (Ibiza en especial) y Valencia.

Puestos a pedir, tendría que ser delito pasar de un discurso de energías limpias, renovables, lo maravilloso que es el viento, a regresar a lo de siempre que no es otra cosa que machacar la corteza terrestre en busca de esquilmar sus recursos. La tierra vive de milagro, y lo hace inmersa en un gran desequilibrio entre los muchos que la destrozan y los menos que tratamos de protegerla. De gritar por la subsistencia del Amazonas, el pulmón del mundo cada vez más aniquilado por las excavadoras, ya hemos saltado a intentar proteger el Polo Norte o el mismo espacio estelar, amenazado por la posibilidad de ser comprado en parcelas por millonarios que anhelan al tiempo poseer su propia nave espacial con la que viajar a su mansión levantada en otro planeta. Y si del cielo descendemos a los mares, son ya suficientes estercoleros como para permitir más desatinos. Porque desatinos son los proyectos con respecto a la costa valenciana, de las Islas Baleares y de Canarias. Para cada una de estas zonas, no, no y no a las prospecciones petrolíferas.

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