Search
Close this search box.

Una tierra aniquilada

No creo que haya lucha más necesaria que conservar el planeta. Lo de producir menos gases contaminantes, sustituir el petróleo por la energía del viento, y proteger los lugares más bellos y ricos de la Tierra, se fue todo a la mierda con esta crisis que nadie entiende porque ha sido creada como una involución a todo aquellos que creíamos tener ya asentado, como es salvaguardar el medio ambiente. Que un tribunal ampare los planes del Estado sobre sacar petróleo en Canarias, no tiene porque significar que la decisión es justa, tan sólo que se ajusta a la legislación. Lo mismo sucede con el Fracking, que se rechaza en pueblos de lo más diverso, mientras se defiende en ministerios de industria o medio ambiente, dejando sensaciones de sospecha sobre que poder e influencia tienen más ases en la manga que ser defensores de nuestro ecosistema. A estas alturas de la historia, hablar de extraer gas o petróleo en la Península Ibérica provocaría risas sino fuera porque las multinacionales que aniquilan la tierra en busca de lo que sea no van a cejar en el empeño.

Incluso las guerras de finales del siglo XX y principios del XXI han sido conflictos bélicos provocados por quien pueda influir más en los pozos petrolíferos repartidos por todo Oriente Medio. Otro caso, el de Rusia. Rusia tiene la sartén por el mango ante Estados Unidos y Europa, porque acumula más gas que nadie, y la llave para cortar su fluido por los gasoductos más importantes está en suelo ruso. Realmente, la tierra nunca ha importado a la hora de arrasar todo lo que se ponga al alcance de las excavadoras en busca de negocios lucrativos para cuatro. Que alguien me de razones para que los gobernantes, una vez que dejan su puesto público, pasan a formar parte de los consejos de administración de las grandes compañías energéticas. ¿Por qué? ¿Cuál o cuáles son las razones para hacer esto? No cabe en cabeza humana que Canarias disfrute del mejor turismo mundial, y en torno a él se pueden levantar en poco tiempo torres petrolíferas. Soy de los absolutamente convencidos de que si no paramos de una vez por todas el genocidio que estamos cometiendo con el planeta tierra, más temprano que tarde, su respuesta brutal será inevitable. Con respecto a este gravísimo problema, hoy por hoy no existe organismo internacional que vele por todos nosotros. Si fuera así, cuidarnos entre todos no estaría tan empañado por el negro panorama de la aniquilación paulatina de nuestros entornos naturales y sus recursos.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *