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Un año de la tragedia de la DANA y aún queda mucho por contar

Se cumple el primer aniversario de la DANA. Estamos inundados de  noticias y choques políticos al respecto, pero muchos sectores valencianos claman por la lentitud, lo que obliga a cerrar empresas. Ha habido un funeral de Estado, y está abierta una causa judicial, para esclarecer los hechos. Clamar en el desierto bien pudiera ser lo que voy a plantear: la oportunidad debiera ser acabar la reconstrucción y ayudas, para sacar conclusiones de lo bueno y lo malo que se hizo. Un año durísimo para Valencia, que no deja de recordar a miles de voluntarios, que llegaron para ayudar a levantarse de nuevo. Y es que aún queda mucho por contar.

Un viejo refrán español describe, muy certeramente, algo que ocurre a diario en España, en muchas y variadas materias. Este es el dicho en concreto: Mi padre manda a mi madre, mi madre me manda a mí, y yo mando a mis hermanos, todos mandamos aquí. Semejante sentencia cobra realce cuando, desgraciadamente, ocurre dentro de nuestro territorio nacional una catástrofe, como sucedió con el volcán de La Palma, en septiembre de 2021, en la DANA de Valencia, en octubre de 2024, o en los incendios de Castilla y León, Galicia, Asturias y Extremadura, de agosto de 2025. Poco o nada funciona como es debido, cuando más se necesita de las emergencias, y de una fortaleza y buena coordinación entre medios humanos y técnicos que ayuden a paliar todas estas tragedias, empezando por salvar vidas. El concepto de Estado debe estar siempre presente, ya que cuando no se cree lo suficiente en él, o se tambalea por intereses políticos, termina pagando los platos rotos el principal protagonista dentro del significado de Estado, como somos los ciudadanos, nuestro bienestar y mejor protección.

En este primer aniversario de la DANA, golpea y seguirá haciéndolo en el tiempo un balance tan elevado de muertes. 237 fallecidos en total, la mayoría de ellos habitantes de la Comunidad Valenciana, aunque también hubo que lamentar víctimas en Castilla-La Mancha y Andalucía, concretamente en Málaga. Solo en Valencia, y en el poco tiempo transcurrido tras la hecatombe, se han creado 17 asociaciones para atender los intereses de las víctimas y los damnificados. Una primera impresión, es que si la responsabilidad estatal y autonómica, las ayudas en general, la misma reconstrucción de una buena parte de la región, hubiera funcionado desde el minuto uno como es debido, no se habrían registrado tantas asociaciones.

En Valencia, empezando por sus ayuntamientos, empresas, pero sobre todo ciudadanos afectados, el relato de doce meses ha venido siendo casi inalterable. Empezando por pedir mayor y mejor coordinación entre los estamentos oficiales competentes (constantemente a la gresca). Siguiendo con la denuncia dirigida a lentitud en las ayudas, con excesiva burocracia, que en demasiadas ocasiones no tiene en cuenta los dramas personales.Y acabando con el cumplimiento de los plazos de una reconstrucción, que abarca viviendas, infraestructuras en general (carreteras, puentes, vías de tren, etcétera), pero también colegios y servicios públicos de primera necesidad, como los sanitarios, sin olvidar los pequeños negocios en los que se venía trabajando toda una vida, para verlos desaparecer en un instante dramático. Muchos, ya no abrirán sus puertas jamás.

“Se han creado 17 asociaciones de víctimas. Si la responsabilidad estatal y autonómica hubiera funcionado no se habrían registrado tantas”

Para ser justo, y coincidiendo con este aniversario, he de decir que son días de una cascada incesante de noticias acerca de las culpas y las responsabilidades políticas. No seré yo quien enmiende nada de lo que está ocurriendo, en manos de la justicia, quien finalmente se pronunciará al respecto de lo que piden las asociaciones de damnificados, y quien tenga que pagar, porque lo que hizo mal, que pague. Junto a esto hay que volver a destacar en mayúsculas una frase que se pronunció mucho en los peores momentos de la DANA y tras devastarlo todo: El pueblo ayuda al pueblo. Ha vuelto a cobrar actualidad tras los incendios veraniegos, lo cual demuestra la más que deficiente situación de España en materia de emergencias, lo que primeramente se puso de manifiesto en asistir rápidamente a los 75 municipios valencianos que salieron peor parados tras la gigantesca riada.

Reconstrucción, ayudas, colaboración institucional, plazos, responsabilidades políticas y un caso en manos de la justicia, que va dando sus pasos para esclarecer todo lo que falló y de quien dependía. Pero hay algo que, junto a lo ocurrido y los fallecidos y damnificados, nunca debemos olvidar. Y es que pienso en los miles y miles de voluntarios que se desplazaron a Valencia y sus diferentes pueblos para echar una mano en lo que fuera menester. Llevaron también todo lo que pudieron cargar en sus vehículos, tanto alimentos, agua, como herramientas y hasta maquinaria que aportar a la escasez de todo ello que había en los primeros momentos, incluso días, tras producirse el desastre. España siempre ha sacado nota alta en solidaridad entre sus regiones, pueblos y especialmente habitantes. Valencia es el claro ejemplo. Pero también las grandes empresas y empresarios en particular que dieron todo un ejemplo de ayuda multimillonaria desinteresada. Ya lo he comentado en otras ocasiones, el Gobierno no es rácano en palabras hacia firmas y personas que sí están en la mente y en el agradecimiento de los valencianos. Quiero citarlos expresamente: Fundación Amancio Ortega, 100 millones a distribuir entre los ayuntamientos afectados; Mercadona donó 300 toneladas de alimentos, agua y productos de higiene y limpieza, además de ayudar directamente con fuertes sumas a empleados que habían perdido su casa a consecuencia de la DANA. También hay que citar a la Unión Europea, con 946 millones provenientes de su Fondo de Solidaridad. Hubo también numerosos personajes del mundo artístico o de la misma televisión y redes sociales que recaudaron importantes sumas en beneficio de Valencia. El Gobierno y sus miembros deben aprender a dar las gracias mucho mejor de lo hecho hasta ahora.

No hace falta hacer un libro, pero junto a este aniversario, sería bueno que el Estado, Consejo de Ministros, y las diferentes comunidades autónomas sacaran conclusiones de todo lo ocurrido, lo que se hizo y funcionó mal, junto a todo lo que se ha gestionado bien. Los valencianos, hundidos, querían ayuda urgente, respuestas a su futuro, regresar a sus vidas, pero no mezclarlo con las luchas políticas que desde el primer momento ha acarreado también la DANA, y en ello se continua. ¿Quieren una prueba demoledora? Un estudio de la Cámara de Comercio de Valencia denuncia que solo el 18% de las ayudas públicas por la Dana ha llegado a autónomos, y menos de la mitad recibió apoyo. El retraso en estas subvenciones ha obligado a algunas pymes a echar el cierre. En este sentido, es un primer año lamentable.

“Solo el 18% de las ayudas públicas Dana ha llegado a autónomos y menos de la mitad recibió apoyo. El retraso ha obligado a pymes a echar el cierre”

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