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Tras los incendios vienen promesas, ¿las creerá el mundo rural?

Si un pacto de estado se lleva a cabo entre partidos políticos de tendencias opuestas para enmarcar la acción del Estado a largo plazo en asuntos de trascendencia, sin consideración de qué partido ocupa el gobierno en cada momento, entonces el Pacto de Estado contra el Cambio Climático propuesto por el Gobierno no es tal. La división total que se da en España en casi todos los temas, no augura nada bueno, ni para el cambio climático, ni para otras cuestiones que preocupan, caso de la vivienda. Introducir en el susodicho pacto climático “el reforzamiento del mundo rural”, espero de corazón que se cumpla, porque el hartazgo del campo está al límite.

Especialmente para los pocos habitantes que van quedando en las zonas rurales españolas, el balance de incendios de este verano de 2025 no puede haber sido peor. En realidad, hay que calificarlo como es debido, con términos relativos a lo trágico, terrible y, una vez más, la incompetencia estatal ha hecho acto de presencia. Pero vayamos con el balance: 130 incendios que han arrasado 330.000 hectáreas. Tantísimosfuegos han cambiado radicalmente el paisaje de docenas de municipios. Y del balance llegamos a una clara conclusión: España no tiene sus emergencias actualizadas, equipadas y preparadas debidamente, y los planes en este sentido (cuando los hay, que no es lo habitual) se anuncian para luego no cumplirse, algo muy de nuestro país. Los medios de comunicación tienen también su parte de culpa, ya que no reclaman, denuncian y hacen el debido seguimiento de todas estas promesas que no llegan a ejecutarse.

Consustancial a toda catástrofe, tristemente a continuación vienen los anuncios vacíos, en forma de planes, proyectos, creación de más burocracia, incluso inversiones millonarias, pero que luego no terminan de verse. Ha pasado con el volcán de La Palma, los damnificados de Valencia, y ya veremos lo que ocurre con los cientos de pueblos dañados o arrasados directamente por las llamas, especialmente con sus habitantes, su antes y el dramático ahora, desde Galicia, a Asturias, a Castilla y León y Extremadura.

Hay una cuestión fundamental en España que hace tambalear todo anuncio. No hay Presupuestos Generales del Estado desde hace dos años. Por lo tanto, no hay partidas ni consignaciones concretas para acometer lo que se presenta. Tal es el caso de la nueva Agencia Estatal de Protección Civil y Emergencias. Tal es el caso de inversión para la prevención contra los incendios durante todo el año. Y tal es el caso de esta frase gubernamental de la que voy a hablar ampliamente en lo que queda de artículo. La expresión en concreto es “reforzamiento del mundo rural”. ¿Qué pensarán en el campo de la frasecita? He preguntado lo que he podido, y las respuestas están llenas de desconfianza y pesimismo.

“Reforzamiento del mundo rural. ¿Qué pensarán en el campo? He preguntado y las respuestas están llenas de desconfianza y pesimismo”

El último gran pacto de Estado que se dio en España data de 2017 y ha sido renovado este año. Se trata del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. En tantos y tantos problemas de envergadura, tales como economía, vivienda, inmigración, autonomías, sanidad, pensiones, justicia, corrupción, ir de la mano dentro de la Unión Europea o el propio mundo rural, el desacuerdo es total. Cuando surge una grave emergencia nacional tampoco es visible la unidad, y quienes pagan los platos rotos son los ciudadanos, en este caso los damnificados de inundaciones, fuegos o destrucción de muchos pueblos, antes semiabandonados y, a partir de lo sucedido este verano, mucho más.

Por eso este Pacto de Estado contra el Cambio Climático tendrá algún aspecto positivo, no lo dudo, pero en lo que se refiere al mundo rural es absolutamente redundante, y no aporta para nada las soluciones reales que los habitantes del campo piden y necesitan. Este pacto pretende fomentar la agroforestería o, más claro, integrar árboles con cultivos y ganadería. Asimismo, quiere apoyar el pastoreo dirigido, además del riego eficiente. Todo esto no es nuevo, mayormente porque no ha sido ejecutado por diferentes Gobiernos, cuando los verdaderos protagonistas del campo, los trabajadores de la agricultura y la ganadería, lo venían reclamando. Tampoco la Unión Europea ha sido sensible a todo ello, de ahí las muchas tractoradas habidas en Bruselas a lo largo del tiempo.

Oigan este colofón: “Instaurar una cultura cívica de prevención, protección y reacción ante emergencias de la mano de la comunidad educativa”. Ósea, que ni si quiera se educa ahora en ética, valores o urbanidad, hemos fallado estrepitosamente con los jóvenes en la asignatura de cuidar el medio ambiente, y ahora esto nuevo, tan bonito sobre el papel y tan inviable en la realidad. 

Otra cuestión que no encaja es que se hable de un pacto de estado cuando, que yo sepa, no hay acuerdo al respecto por parte de absolutamente todos. Y con esa unanimidad, que veo hoy por hoy imposible en España, debería firmarse solemnemente, con una total difusión y divulgación en el tiempo por parte de todos los medios de comunicación nacionales, regionales y locales. Es decir, que este sentir llegase verdaderamente a la calle, porque lo que si tengo claro es que, sin conciencia cívica, nada de lo que está juego tiene solución. Para que los ciudadanos tomemos ejemplo debemos ver primeramente que todas las Administraciones actúan de igual manera con respecto a la instauración y medidas (reciclaje) que contribuyen a preservar los entornos en los que vivimos, trabajamos y desarrollamos un más que amplio ocio.

Y qué les puedo decir del mundo rural, de su potenciación, para lo cual es necesario en primer lugar un giro de 360 grados por parte de Bruselas, de la Unión Europea. Desde hace ya muchos años el campo solo conoce abandono, desprotección, prohibiciones y trabas, que ha generado una despoblación brutal que mucho me temo no tiene marcha atrás. El mundo rural tiene todo el derecho a muchas de las infraestructuras y servicios de los que gozan las ciudades. Solo han venido recibiendo promesas, junto a programas europeos, algunos de muy interesante contenido económico, es verdad, pero eso no quiere decir que muchos de estos programas llevados a cabo hayan sido realmente beneficiosos a la hora de invertir el gran déficit de todo lo que no tienen muchos municipios rurales. El éxito de este pacto con respecto al campo es fácil de constatar a partir de ahora. Si cambian las tornas del abandono se pasará al cuidado, de la desprotección a proteger y de las trabas a las facilidades.  Más temprano que tarde vamos a ver en qué acaba este pacto de estado sin apenas apoyos.     

“El éxito de este pacto con respecto al campo es fácil de constatar. Si cambian las tornas del abandono se pasará al cuidado, y de las trabas a las facilidades”

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