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TRABAJO ANTES QUE GIBRALTAR

GIBRALTAR

Un apasionado ciudadano me saca pecho por todo lo que está sucediendo con (en) el Peñón de Gibraltar. Se mosquea conmigo porque me lo tomo como pedazo de excusa para evitar mirar de frente a los auténticos problemas que tiene nuestro país. Le espeto: no me da la gana dejar pasar un día sin recordar que hay 5.977.500 parados. No me da la gana ver los lunes al sol también de los jóvenes, con unos estudios a lo Pedro Duque (joven y primer astronauta español) tremendos, y aquí nadie les ofrece una puñetera oportunidad. Y no me gusta tampoco, ¡joder!, ver cómo se marcha gente superválida en todos los terrenos, y nadie hace nada para evitarlo. Dicho lo cual, ¡amigo!, Gibraltar es de España, no tengo ninguna duda. Aunque sacarlo ahora tiene su por qué, ¡eh, majete!, tampoco hay que negarlo.

Saco a pasear un poco la coba. Gibraltar es un paraíso fiscal, una zona de contrabando, la gasolina a granel se vende de barco a barco con el peligro que esto tiene para el medio ambiente. Dan más lata, para lo pequeños que son. que Francia en tiempos en que nos tiraban los tomates de los camiones. Pero como diría un mal político: esto no toca ahora. Para mí al menos no. Una España fuerte política y económicamente es la que puede poner en solfa algún día a la soberbia y anticuada Gran Bretaña y a los Llanitos que, tarde o temprano, nos verán de otra manera y nos preferirán a los ingleses. Con todas las trampas que tiene su economía, Gibraltar lo que quiere ser es Gibraltar. Un peñón, donde se mueve la pasta a raudales, con bancos opacos, que no hacen preguntas sobre la procedencia de la pasata, y que ahora aspiran a ser igual de turísticos que Andalucía o el Algarve portugués. No hace tanto pidieron tratar de igual a igual a la Comisión Europea. Gran Bretaña no dijo nada porque le pone lo de ser país que tiene colonias, y en España clamamos al cielo porque a ver quien está seguro de lo que pueda contestar Bruselas, decidiendo entre ingleses, gibraltareños o nosotros. No me pongan en este brete, por favor.

Al Reino Unido le importa un cuerno la Unión Europea, salvo cuando se trata de sus intereses y su libra. Gibraltar lo es, porque un gran pellizco de todo lo que se cuece en esta gran roca del sur de España revierte para la economía del país de la reina Isabel II. Incluso lo de mandar barcos de guerra cuando sucede todo esto, es muy inglés, como hizo la Thatcher con las Malvinas. Allí, a los mi pobres argentinos, les destrozaron. Aquí no llegaremos a nada de esto. Se va a dilucidar todo en los despachos. Los pescadores españoles, seguirán pescando; los barcos gasolinera aflojarán un poco el pistón hasta volver a las andadas en unos meses, y los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países se darán la mano y se harán la foto. Por eso le decía yo a mi amigo que Gibraltar ahora me importa un pepino (el que nos requisaron no hace tanto los alemanes, ¿recuerdan?). Que lo que yo quiero es trabajo para mis compatriotas, que, hoy por hoy, no son los gibraltareños. Son 5.977.500 con DNI español.

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