Me da coraje que venga a Santander el presidente del Consejo superior de Deportes (CDS) y censure, con toda razón, a quienes intentan perjudicar desde la propia tierra la organización del Mundial de Vela que tendrá lugar en la capital de Cantabria en el 2014. Me pega todo, aunque he de puntualizar a Miguel Cardenal, que es como se llama el presidente del CDS que la envidia y la zancadilla son una peculiaridad nacional y, en consecuencia, propagada por todas y cada una de sus regiones. Pero no nos vayamos por los Cerros de Úbeda, ya que no hace falta que nadie nos recuerde la gran oportunidad que supone este acontecimiento deportivo para Cantabria. Hablamos de prestigio, de llegada de euros, nuevas dotaciones, y de poder hacer más cosas en el futuro si esta nos sale lo bien que sé que va a salir. Aquí tenemos también esa característica de que en el recorrido pueden surgir todo tipo de contratiempos, críticas ácidas, filtraciones, daño a posta, chinitas en el camino, pero, al final, a la hora de la verdad, todo sale oquei. Soy de los que pienso que tenemos un territorio pequeño donde, poniéndonos de acuerdo en lo esencial, Cantabria hubiera sido y sería más rica.
Siempre habrá personas que quieran estar en todas las salsas, y medrar a costa de individualismos y de cizañas sin aportar a cambio trabajo e ideas, que es lo realmente importante y lo que, a la postre, tiene que dar trabajo aquí a las generaciones que ahora
lo buscan. El Centro de Arte Botín y el Mundial de Vela son las dos próximas citas que tenemos con la historia y el progreso, y, nunca mejor dicho, tenemos que remar todos juntos. Sé que pido mucho y quiero añadir que nos tenemos que dejar de una vez por todas de mirar al ombligo y pensar sobre todo en nuestros jóvenes. Con el marco incomparable, que puso de moda mi admirado Manuel Ángel Castañeda, no se come (cada vez que le cito, dice que le hago la rosca y yo le contesto que no es eso, que aquí tampoco se reconoce a las personas y lo que han hecho). Política, instituciones, organismos de prestigio, personalidades del mundo de la empresa, la economía, el arte y la sociedad deben poner todo de su parte en favor del Mundial de Vela. Por más que quisiera demostrarlo mediante una frase, no podría expresar todo el orgullo que siento de que este gran hecho deportivo se lleve a cabo en mi ciudad, en mi tierra.