Un misil no hace nada si no se aprieta el botón que lo dispara. Rusia juega peligrosamente desde hace tiempo, mandan mucho, y los demás no hacemos nada por si nos quedamos sin petróleo, gas y el mucho dinero para prestar que tienen. Da igual con la invasión terrestre de Gaza por Israel, que mueran niños, o lanzar un misil contra un avión en el que han viajado por última vez 298 personas. Cada vez que pensamos que las zonas calientes de conflictos se tranquilizan, llega la peor noticia posible. Lo siguiente es que unos echen la culpa a otros, cuando para mí son todos igual de culpables, incluso los que militarmente van de neutrales pero no hacen lo mismo para albergar en sus bancos el dinero mundial de la droga, la corrupción y las ventas de armas.
Ahora el mundo está muy mal. La crisis económica y de crear empleos quiere como pasar página, pero los movimientos militares alarman cada vez más por el alcance que pueda tener la sinrazón de lanzar un misil, invadir, poner bombas o quitarle a un país su soberanía en razón de las conveniencias políticas del momento. Da lástima la gran debilidad de la ONU, la OTAN y no digamos la Unión Europea, a las órdenes del reparto del gas ruso. ¡A callar y acatar, o te corto el suministro de calefacción para el próximo invierno y allá te las arregles con tus votantes! Así están las miras y me atrevería a calificarlas de penosas si no fuera por lo terrible de la situación.
Se ve que la situación no encuentra respuesta, pero desde luego callar no es el camino. Los ciudadanos estamos muy parados, y es muy peligroso. En realidad lo hacen nuestros países en nuestro nombre, y ni siquiera nos consultan. Sobre el misil lanzado contra el avión malasio, me entra la risa cuando oigo hablar de investigaciones, reuniones o llamadas telefónicas de mandatarios de un punto a otro del globo. Todo esto es una gran mentira, y los paganos somos los ciudadanos a los que cada vez se nos amedranta más en lo económico, darnos trabajo, y, ahora, en lo militar por el olor pestilente a guerra. Lo mezclo porque todo es parte de lo mismo. Alguien quiere ponerlo todo patas arriba y no le cortan los principios, los valores, los acuerdos internacionales, y, por supuesto, le importa un pepino que haya paz. Lo vuelvo a repetir: hay que arrinconar a estos países violentos. Lo que se ha hecho hasta ahora, ya no vale. No, porque lo que se les quita por una parte, se les da por otra. Es hora de renovar la moral de las grandes y dignas naciones. Quiero decir que ahora están en la doble moral y hay que hacer que regresen simplemente al comportamiento moral, sólo uno, de cara, con la verdad por delante, sin engaños.