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SNIACE NO PUEDE ACABAR ASÍ

Sniace de Torrelavega no puede acabar con el cierre de la emblemática fábrica y el despido fulminante de 513 trabajadores, que pone también en serio peligro no pocos puestos de trabajo indirectos. El mismo día en que se hacia este dramático anuncio (24 de septiembre de 2013) otra fábrica señera de Torrelavega, Solvay, anunciaba la reducción progresiva de su plantilla en 92 empleados. No extraña que la prensa regional coincidiera al día siguiente sobre que se trataba de una jornada negra para toda la Comarca del Besaya y, por supuesto, para Cantabria. El primer error histórico cometido con Torrelavega es no haber emprendido cuando tocaba un ambicioso plan de reindustrialización de esta zona, me atrevo a decir que vital dentro de lo que es la geografía industrial española. Unos por otros, hemos llegado a la situación actual: el problema se extiende, no se frena, y el cierre total de Sniace no se puede permitir porque, ahora menos que nunca, no atiende a razones de peso que no puedan llegar a tener una salida viable para empresa y trabajadores.

PORTALADA DE SNIACE

Con toda rotundidad, sin tremendismo alguno, Torrelavega se la juega en este envite. Empresa y trabajadores han hecho lo que deben, negociar, pero es necesario ponerse ya de acuerdo para que la fábrica no se quede en un solar apetitoso de futuro.  Si como deseamos todos, el problema finalmente llega a buen puerto, lo que no cambiará es que esta comarca necesita de la constitución de una mesa de trabajo, formada por todas las partes implicadas, para dar salidas a Torrelavega. Su cámara de comercio acaba de cumplir cien años, y ha sido el propio Príncipe de Asturias el que se ha reunido recientemente con los representantes empresariales y políticos de la ciudad. Una conmemoración también es reivindicación. Lo que quiero decir es que el tejido empresarial torrelaveguense ha de perdurar en el tiempo. Pero si dejamos que las cuestiones se enquisten, y no se mueve ficha a tiempo, entonces no vamos hacia nada bueno.

 

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