EL ATRACO DE LA FACTURA DE LA LUZ
Yo creo que después de la crisis y el paro, lo que más nos tiene mosqueados a los españoles es pagar la factura de la luz. Son unas cantidades desorbitadas, del todo inaceptables, tal y como están las cosas, junto a los escuálidos sueldos que no pueden aguantar que te reclamen en un momento de tanta penuria cientos de euros, eso, si no son miles. Con las nuevas inversiones de las multinacionales de la electricidad, o cuando se compran o venden marcas entre ellas, el consumidor está apañado con los sustos que se lleva, el cabreo inacabable, y las reclamaciones continuas que presentamos por teléfono o por escrito para que te expliquen el consumo arrimando siempre el ascua a su sardina. Cuando menos te lo esperas, te llega el recibo, y te clavan 200, 300 o 500 euros. El pataleo que te coges es morrocotudo. Pero creo que estas cosas hay que pelearlas siempre, hasta que la lógica se imponga al atraco al bolsillo roto del machacado consumidor.
Las empresas de este sector siempre están con que si los costes de la producción se han disparado, pero ves que siguen nadando en la abundancia de los beneficios, mientras los consumidores pagamos más por el mismo servicio o peor. Si cambias todas las bombillas de la casa al denominado sistema lead, de menos consumo, te da igual. Cada nueva factura vuelven a ser 200. Cuidas al recibo, pero él a ti nada. De ahí que ya empiezan a quejarse hasta las propias administraciones que igualmente pagan la luz, y lo ven como un auténtico atraco si no es barbaridad, y no ven tampoco posibilidad de reconducir el contrato eléctrico. Me atrevo a decir que muy pocos serán los ciudadanos que no lo vean como el disparate exagerado y surrealista que es pagar la luz que consumes, o no.