Renovarse o renovarse. No hay otra. También se pronuncia de otras maneras: cambiar, mejorar, modernizar, reajustar, regenerar, reponer, sustituir, variar… Cada vez que van mal las cosas, en lo personal, la empresa y el trabajo, el gobierno, se acude a la frase hecha de que hay que cambiar las cosas. Luego no se hace mucho, más bien nada, porque lo único que se ha pretendido es calmar los ánimos en los momentos en que es preciso. Se equivocan de punto a cabo, porque la ética es el soporte vital de una sociedad, y cuando falta todo se desmelena y la gente no cree en nada porque está convencida de hay trampas en todo lo que nos rodea. En algunos casos llevan razón. Cuando los guionistas de las series que se ven por televisión ponen en boca de los actores todo lo putefracto que falla, por algo será. Se ceban más con la política y la corrupción pero el amiguismo está establecido en este país como una especie de biblia inquebrantable. No deja de ser un sinsentido que lo único que provoque una dimisión segura en España sea dar positivo al volante del coche. Lo demás, pasa la prueba del algodón y no puede ser. La culpa la tenemos los ciudadanos que lo criticamos todo en la barra del bar pero, luego, no hacemos más. Es la impasividad la que lo perdona todo. Decir cosas por decir, que luego nunca se van a cumplir, es lo primero a regenerar que debería formar parte del Código Penal.
Desde que la television sacó al Dioni tras robar el dinero de un furgón blindado que era de su responsabilidad custodiar, se ha perdido la decencia en todo. Se roba, se desfalca, los escandalos empresariales están al orden del día, se evaden impuestos mediante paraísos fiscales o te autodesignas jubilaciones millonarias en Cajas que antes arruinas. Más tarde, la tele y un libro que te escribe un negro termina la jugada de hacerte famoso y más millonario. Renovarse que es lo mismo que regenerarse está en el polo opuesto de lo que estamos acostumbrados a respirar y vivir aquí. Trabajo, esfuerzo, honestidad e igualdad de oportunidades son pisoteados contantemente como si nada. Deben estar primero que permitir legalmente la elección de los alcaldes más votados. No sabría qué responder a la pregunta de si interesa o no cambiar para mejor. Oyes a unos y a otros, y sigo pensando que la voz de las conversacones en los salones de las casas no son oidas debidamente. De algo sí estoy seguro: la gente lo ha pasado tan mal en los últimos años que quiere cambios a mejor. No creo que muchos hayan olvidado todo aquello que se prometió al principio de esta gran crisis, y que hablaba de la regeneración total que seguimos esperando.