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REINVENTAR EUROPA

Publicado en el Diario Montañés el 13 de junio de 2011

Para comprobar lo delicada que está ahora la salud política de Europa, basta comparar el hecho de que ha caído primero la libre circulación sin fronteras que el mismísimo Festival de Eurovisión. ¡Quién lo iba a decir!: el primer país de la Unión que ha vuelto a instalar fronteras y pedir pasaporte es Dinamarca. El resto de socios no han dicho ni esta boca es mía, mientras los viejos países del gran proyecto común europeo racanean con el dinero, el bienestar y la inmigración. La aparición de la crisis y las revueltas en todo el norte de África y un poco más allá, han metido el miedo en el cuerpo a Europa que se aparta de los valores esenciales que son nuestras señas de identidad democráticas y que dan sentido a esta unión de países dentro de un mismo continente. El flujo migratorio, especialmente a Italia, ha sido la puntilla a esta unidad política, unidad económica y sobre todo legislación común. Dinamarca no esperó siquiera a la reunión de ministros de Interior para cerrar su frontera con Alemania, esgrimiendo que así se lucha mejor contra la inmigración ilegal. En realidad, el poder danés ha dado un vertiginoso giro, y la inmigración es la primera moneda de cambio para cerrar cualquier pacto de gobierno. La pregunta es si el contagio se extenderá. La pregunta es es si la Unión puede permitir esto, sin más. La pregunta es si Europa tiene futuro con volantazos tan drásticos como cambiar las reglas a conveniencia del momento, y con una parte de Europa que tira del carro de sus propios intereses (Francia, Alemania e Inglaterra), y otra muy distinta donde los ciudadanos están en la calle gritando no a los recortes: Grecia, Irlanda y Portugal. España está haciendo unos deberes económicos tan duros que nos dejan sin posibilidad de inversión pública en casi nada.
¿Así, cuál es el porvenir de Europa?; ¿cuál será el siguiente paso si ahora se consuma la vuelta a las fronteras interiores?; ¿qué pintamos los ciudadanos europeos en todas estas decisiones que se toman y las que puedan venir? Las dudas crecen en torno a Europa, pero no sólo por las maltrechas finanzas o la flojeza del euro. A Europa se le ha juntado todo de un plumazo: crisis, bancarrotas, división, crecimiento de la ultraderecha, de la xenofobia, también de la inmigración, y la contestación interna en muchos países ante los diversos problemas, con el paro y el adiós al estado del bienestar que se entona en muchos países. La UE se ha puesto a recortar y se ha pasado con el tijeretazo. Ya no se habla para nada de la solidaridad interregional. Es lógico que se controlen más las finanzas en medio de una crisis que no cesa y de una recuperación que no termina de llegar. Pero los principios europeos, entre los que se encuentra la libertad de circulación, están siendo puestos en cuestión sin que tampoco las voces se alcen porque la crisis enmudece y genera la opinión de una Europa arrodillada y más individualista. Sólo hay que ver cómo se ha llevado a cabo la acción contra Libia, y concretamente contra Gadafi. Cómo va a ser la Europa de los próximos años es una incógnita. Como la crisis económica, esto que pasa ahora ya se vaticinó antes. Lo apuntaron antaño los líderes europeístas pioneros. Hace muchos años pensaron que lo que no se hiciera a tiempo sería más difícil llevarlo a cabo en el futuro, porque Europa será más grande y con ella las ambiciones interiores, sin olvidar a los antieuropeístas. Aquellas predicciones se han cumplido.
Cuando más falta hace una gran cumbre europea para impulsar la UE, todo gira en torno al dinero, a los rescates, a la crisis, a la inmigración o a cerrar las fronteras. De lo que menos se habla es de Europa, de su consolidación, de sus avances políticos y sociales, de sus apuestas por un mundo más equilibrado, más unido, de unos estados más comprometidos con sus ciudadanos, de derechos comunes, de nuevas oportunidades, de un medio ambiente necesario y, especialmente, de apoyar la instauración de la democracia en aquellas sociedades oprimidas. No creo que nuestra preocupación prioritaria sea cerrar fronteras con todos los problemas pendientes que tenemos. Las Instituciones europeas siempre se han mostrado sensibilizadas con la identificación de los ciudadanos con el concepto Europa y lo que significa. Parece aparcado también tanto esfuerzo por hacer sentir todo lo que es la Unión, lo que anhela, y lo conseguido desde su constitución. De la voracidad por la ampliación a más y más países, en algunos casos incomprensible, hemos pasado a este ¡sálvese quien pueda! Dicho de otra manera: que cada país va a lo suyo en razón de sus propios intereses y de su política interior. Es algo así como si mis ciudadanos están preocupados por la inmigración, pues cierro mis fronteras; si un grupo está preocupado por las centrales nucleares, pues las elimino; o si hay una manifestación a favor de la industria contaminante, pues dejo de cumplir los compromisos medioambientales. Hay que reinventar Europa, sí, porque peligra hasta el propio Festival de Eurovisión.

bandera ue

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