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QUIERO SER FAMOSO

Publicado el  17 de febrero de 2010 en el Diario Montañés

Tardas media vida en darte cuenta de que la fama rápida es un espejismo y que vivir en paz contigo mismo y de paso con los demás no tiene precio. A ver quién es el guapo que convence de esta teoría al ejército de jovenzuelos que sueña con su “minuto de oro” en televisión, ganando algún concurso absurdo de esos que te encierran en cualquier recinto o isla, hasta terminar peleado con la mitad de los que te rodean. Hay que ser un Tarzán en esta selva televisiva, que cada día se reinventa para llenar la cabeza de pájaros a nuestra juventud. El anhelo es el éxito veloz, que te conozcan y te paren por la calle, mientras las intervenciones en la tele puedan resultar a 40.000 euros por programa. Donde quede el trabajo, el esfuerzo y la superación, no lo sé… A lo mejor es que me he quedado trasnochado, pero resulta que hasta el Ministro de Educación está pensando en un pacto por la educación, a ver si así en el futuro de este país siguen existiendo todas las profesiones, y no sólo esta de “quiero ser famoso”.

No tengo nada contra la fama. Tras una “Operación Triunfo”, sale un brillante Bustamante (¡rima y todo!). Los goles de Sergio Canales son como soles (¡qué bueno, también rima!). Con Seve Ballesteros, ya me pierdo en admiración hacia el campeón y la superación del hombre contra la enfermedad. Ejemplos. Esta sociedad nuestra necesita ejemplos. Y ejemplos no son todo este batallón que no hace otra cosa que pelearse, insultarse y bronquear por la tele, sabiendo como saben que todo el mundo les ve, aunque quede mejor negarlo. Hay historias de la televisión que son realmente buenas. Ir a un programa a contar lo más íntimo de tí o de tu familia, es sencillamente asqueroso. Ahora, con la veta de la “piel de toro” han dado. Desde las operaciones de estética de fulanita, al último ligue del  torero que lo hace mejor en las discotecas que en el ruedo. España no cambia, y los españolitos más jóvenes han cogido la sobaquera a lo bien que se vive del cuento. 

 

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