Ya lo dice la historia: con el número 13 pasa que había trece personas en la Última Cena de Jesucristo y luego fue Crucificado. O que existen trece espíritus del mal, o que los calendarios sólo tienen doce meses. En lo que a mí respecta, el 2013 bien se puede ir a la mierda. Claro que un año no se porta mal con las personas, son las personas las que se comportan mal entre sí. La crisis lo ha puesto cruelmente de manifiesto, en especial Cajas y Bancos. El humanismo del siglo XXI es rastrero como él sólo. La primera revolución está en la persona, y en negarse a machacar al prójimo. Toda creencia o ideología debería partir de esta premisa esencial, pero no es así. Por una u otra razón, que les encuentra al final de un túnel que no tiene salida, hay millones de desahuciados. La voracidad acecha siempre por abajo, y los buenos deseos se han convertido en un marketing, pero lo de los pueblos oprimidos y la gente tirada queda para las reflexiones más serias y las actuaciones de los que cogen un destino para arrimar el hombro contra la pobreza. En esta cena de sensibilidades también hay 13 protagonistas.
Trabajo es lo que hace falta (1). Comer sin problemas, también (2). Que no haya fronteras ni países distintos para tener derechos y libertad (3). Ni un niño más como el de la foto que pueda llegar a morir, y así. (4). Castigo para los dictadores (5). Un buen servicio a la sociedad es que el dinero de los corruptos sirva para fines loables (6). De paso, que acaben en la cárcel (7). Porque lo que más erosiona una democracia es ver como hay una justicia para ricos y otra para pobres (8). El daño es general si nuestros jóvenes no puedan enrolarse en hacerse con un futuro (9). Y se marchen fuera de sus pueblos y ciudades, lejos de los suyos (10). Antes deberán tener libros para estudiar, y que sus padres no sientan vergüenza por falta de cuadernos y lapiceros (11). Ya de viejos, evitarles las preocupaciones existenciales, máxime las sanitarias, que son anormales para su edad (12). Y que las mujeres no regresen para atrás en tantas cuestiones que les afectan a ellas, pero decide lo masculino (14). Por si no ha caído, me he saltado el 13. ¡Que le den!