Pederastas, asesinos al volante, banqueros expertos en arruinar a los demás y hacerse ricachones ellos, policías autonómicos condenados por apalear con saña torturadora a un preso… Son algunos de los supuestos, habrá más que no han saltado a los medios de comunicación, de indultos que lleva a cabo el Gobierno sin ponerse nadie siquiera rojo como un tomate. Detrás de ellos, además de buenos abogados, hay sospechosas vinculaciones y peculiaridades que llevan las manos a la cabeza a la opinión pública, aunque lo fundamental aquí es la rabia contenida de las familias y perjudicados que han sufrido en sus carnes las fechorías de los que reciben la gracia oficial del indulto. Marruecos, con rey todopoderoso, ha resultado ser un país más enérgico que el nuestro en esto de no tolerar indultos gratuitos, y más cuando se trata de pederastras. El ejemplo que hemos dado nosotros al meter en una solicitud de indultos al país vecino a un abusador de niños, es asqueroso, indigno y repugnante con los valores de convivencia que defendemos. Pero para nuestra mayor decadencia, buenas gentes marroquíes se echaron a la calle para protestar por este indulto, y su rey ha dado marcha atrás, primero, y les ha pedido perdón, a continuación. Aquí, entretanto, nada.
Se ha venido reclamando un cambio en la ley española de indultos, y una cuestión primordial a introducir sería que los ciudadanos tengamos algo que decir sobre a quién se indulta, por qué, y evitar que su dinero, influencia o amigos le habrán la puerta de la libertad, pese al grave delito cometido. Que cumplan su sentencia en Marruecos, que tiene peores cárceles que en España, como es el caso del asqueroso pederastra Daniel Galván, no me importa lo más mínimo. Es más, fuera de nuestras fronteras cumplirán a buen seguro una pena completa que aquí se ve reducida en demasiados años, pese al delito y sufrimiento que los encarcelados han perpetrado. En las campañas electorales se prometen muchas cosas, y suele ser plato principal la justicia y que los que la hagan, la paguen. Luego, si te he visto no me acuerdo, y hay todo un desfile de jarcia saliendo de las cárceles por indultos que resultan a todas luces sospechosos por lo incoherentes que son.