Artículo publicado en el Diario Montañés. 28 de abril de 2012.
Ni fu ni fa a que se celebre el día del hombre o de la mujer trabajadora. Somos totalmente iguales en derechos y en deberes, y no hay trabajo que lleve a cabo un varón que no pueda desempeñar una señora. Sirva de buen ejemplo un concienciador homenaje que acaba de llevar a cabo el Ayuntamiento de Reinosa a las primeras mujeres que fueron contratadas, allá por el año 2004, dentro de la siderúrgica Gerdau Sidenor. Coincido en que es para preguntarse qué tiene de raro el hecho. Pues que fueron las primeras mujeres que entraban a desempeñar labores que antes sólo llevaban a cabo los hombres. Al comienzo fueron seis, hoy ya son veinte. Al principio, hubo comentarios y miradas serias para ver cómo hacían su labor. Recelos tampoco faltaron, quizás por falta de costumbre al ver a una mujer con buzo,
que tampoco tiene mayor cuestión.
No pensemos ni por asomo que está todo el trecho recorrido. Cuando oigo a un niño hacer un comentario despectivo sobre lo que él cree que no puede hacer una niña…, es que me remonto. La educación y lo que oigan los chavales a su alrededor tiene mucho que ver en este trato igualitario. Cuidado también con decir que hoy la mujer gana en todo al hombre, desde estudios a trabajos varios, porque la afirmación lleva trampa. Quedaría bien citar el nombre y apellido de estas seis trabajadoras que están dale que te pego en los talleres de la forja. Creo que son mujeres de acero, no por lo que hacen. Lo pienso porque han roto cadenas y superado barreras sexistas. Los trabajos no deben tener masculinidad o feminidad, pero el peor papel lo llevan las mujeres. No tenemos más que esperar a que resurja la noticia de que una mujer ha sido despedida, tras reincorporarse después de su maternidad.