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Me dicen que mire para adelane

El frío del invierno no combina precisamente bien con tener una mente abierta y despejada de perezas. La vitalidad de cabeza y cuerpo tendría que venderse al peso, y yo mismo me pondría a la cola para comprar un camión entero de esta sustancia que no se sabe dónde brota. Los que atan bien las palabras, de boca o por escrito, son un regalo para todos aquellos que necesitamos empujones diarios.

Hay muchos que no teniendo profesión anterior que salde las deudas mensuales contraídas, se han metido a entrenadores mentales de otros que se ven más débiles en esto de primero pensar y después hacer. Nada que objetar a que unos ayuden a otros a vivir mejor, ante todo porque es cuestión muy difícil, y también porque el poder de la mente es realmente una virtud prodigiosa que no está al alcance de todos. Alguien que tiene el don de saber decir y convencer para que mires hacia delante, es digno de ser escuchado.

El otro día leí la explicación del joven campeón del mundo de ajedrez quien, al hablar de su contrincante derrotado, lo contó de esta manera: “era más débil mentalmente que yo”. Lo puedes tener todo, pero como la mente falle, eres un desgraciado. Los perversos de nuestra sociedad, que los hay a millones, donde primero atacan es a la mente: a desprestigiarte, a crticarte, meterte zancadillas mientas te dan una palmada en la espalda y te están clavando al tiempo un cuchillo porque no pueden soportar tu éxito, que les importa más a ellos de lo que realmente tú le das valor.

Vivimos en un país de triunfadores mediocres, que la pifian a nada que se levanta la alfombra o les pones en un serio aprieto en un plató de televisión. Entonces queda al aire la corrupción, la usura, los amiguismos, las fotos del móvil y los mensajes que te has cruzado y que ponen de manifiesto que, en muchas ocasiones, no hay relación obligada entre tener poder y dinero y dos dedos de frente. Pero hay que mirar para adelante, porque los valores reales obligan a crear, a hacer cosas y a intentar mostrar lo mejor de un mundo y de una sociedad que desde hace tiempo se han divorciado de la verdad. Los incrédulos se han hecho con la calle, y casi nada se les puede negar. Quien está realmente machacado por una mala situación personal y familiar, por una grave enfermedad, y a cambio te habla en positivo, porque quiere seguir construyendo, es el nuevo héroe a quien me gusta conocer y escuchar.

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