Teniendo en cuenta que generalizar conlleva equivocaciones, me atrevo a decir que en Cantabria no sientan bien las erróneas predicciones en el tiempo que va a hacer, lo que por una parte influye en la decisión de los viajeros de venir, y por otra molesta especialmente al sector hostelero que se ve perjudicado. Creo que así resumo lo que ha ocurrido en la pasada Semana Santa. Considerando lo que se piensa al respecto dentro de la hostelería, al igual que la defensa de su trabajo que hace la AEMET, permítanme que me base en lo que yo he vivido directamente. Y es que el tiempo ha sido mucho mejor de lo previsto.
La expresión Llueve sobre mojado se utiliza para significar que una acción negativa se repite, y eso es lo que le ocurre a Cantabria con las previsiones del tiempo que va a hacer en fechas vacacionales, y la óptima afluencia de turistas a la región. Ciertamente, lo que digan los espacios televisivos que muestran el mapa del clima reinante, y ahora también los móviles, puede resultar decisivo a la hora de que un viajero elija un lugar u otro, en razón de que le aseguren que va a hacer sol o llover a cántaros. Quien proporciona en España toda esta información meteorológica es la Agencia Estatal de Meteorología, más conocida por la AEMET. Su pronóstico para Cantabria en la pasada Semana Santa fue este: “Llegada de borrascas atlánticas que podrían generar precipitaciones. Se esperan temperaturas bajas, con máximas que rondarán los 16-17 grados, y, en general, se prevé un clima nuboso o cubierto”.
Como santanderino que soy, durante los festivos días 17, 18, 19 y 20 de abril, me moví de acá para allá dentro de mi bella ciudad, y puedo relatarles de primera mano mis impresiones, sin necesidad de inclinarme por la valoración de los hosteleros, ni tampoco apoyarme en la AEMET ylos datos facilitados en días anteriores a Semana Santa, acerca del tiempo que íbamos a tener. La primera de las conclusiones es que Santander ha estado a tope durante esas jornadas, y la segunda es que se ha hinchado demasiado el mal tiempo anunciado, cuando la realidad ha sido muy distinta a lo largo de estos cuatro días.
En la historia contemporánea de Cantabria hay una serie de temas o asuntos que parecen consustanciales a nuestra propia identidad como pueblo. Está la dejadez, por no decir abandono por parte del Estado, de las infraestructuras básicas que necesitamos, y que van desde carreteras, su finalización, las malas conexiones con el resto del país, en especial con el Mediterráneo. Está también la desastrosa red ferroviaria, cuyos trenes de corto o largo recorrido se averían continuamente, dando la sensación de falta total de modernización para el siglo en el que estamos, algo en lo que incide la inexistencia de un AVE, como sí tienen el resto de comunidad autónomas españolas. Y se da, en lo que resulta para nuestro turismo y toda la economía que mueve, una tradicional falta de sintonía del tiempo que de verdad hace en Cantabria con las predicciones meteorológicas que suelen verse mayormente por televisión, lo que a muchos cántabros nos parece asustar en demasía al visitante, que al final decide no venir, pero luego muestra arrepentimiento porque resulta que, en vez de malo, ha hecho bueno.
“Se da, en lo que resulta para nuestro turismo, una tradicional falta de sintonía del tiempo que de verdad hace con las predicciones”
Como sucede en otras tantas cuestiones, no cabe duda de que el comportamiento del turismo está experimentando cambios profundos, algo que se aprecia especialmente tras la pandemia. Problemas hay muchos, aunque pesimismo, no tanto. Según la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), el crecimiento del turismo en España sigue al alza, tanto en lo que se refiere a viajeros interiores, como los llegados desde el extranjero. En el primer trimestre de este 2025 cifran la subida en un 3,2%, lo que no está mal, teniendo en cuenta que es un dato estrechamente vinculado a la estabilidad en el empleo que vivimos en la actualidad. No obstante, ahora hay que tener en cuenta un nuevo escenario mundial de Rearme, guerra comercial y aranceles, y su repercusión o no en lo turístico.
A lo que siempre hemos llamado turismo, hoy tiene un desglose muy concreto que va desde el turismo nacional, de desplazamientos cortos, el turismo familiar (en grupo), de negocios y eventos, el urbano, que contempla escapadas de corta duración, el rural, en clara recuperación, el turismo de naturaleza (agroturismo, ecoturismo y de aventura), el denominado turismo médico, el superconocido como cultural, el gastronómico, el de bienestar, el educativo, y, finalmente, el deportivo. De todo esto tenemos sobradamente Cantabria, aunque es imprescindible venderse bien y aquí entran ciudades, sus ayuntamientos y Gobiernos autonómicos. Defender nuestro clima entra también en la gran competencia de destinos vacacionales como se da.
Claro, esto es la cara bonita de la primera industria española, que en 2024 recibió a 93,8 millones de turistas extranjeros, generando unos ingresos de 126.282 millones de euros. Todo un récord, tanto en número de visitantes como en el dinero que se ha queda aquí. En la cara fea, el turismo actual introduce en su engranaje otras cuestiones, realmente peliagudas, tanto para las empresas del sector como para el número de personas que emplea: 2,9 millones de trabajadores. Y es que estamos en pleno debate de los pisos turísticos, especialmente los clasificados como ilegales, que se reproducen como la espuma. Desde el sector hostelero se pide una urgente regulación de la situación, ya que van pasando los años, se acumulan protestas y denuncias, pero es cierto que no parece que las diferentes Administraciones se estén moviendo con la debida diligencia respecto a lo que es una clara competencia desleal.
En este complicado contexto también ha entrado de lleno el cambio climático, y su influencia en los viajeros. Cantabria tiene un potencial extraordinario en cuanto al turismo cultural y no digamos de naturaleza, con una región absolutamente increíble por su belleza, allá donde recales. La pasada Semana Santa han vuelto a destacar Cabárceno, Fuente Dé y El Soplao, con un total de 51.833 visitantes. Acompañe el tiempo o no, Cantabria tiene unas condiciones turísticas inmejorables, que van a ir a mejor en el futuro, especialmente por la inclinación del turista hacia lugares no masificados, donde al tiempo se cuida el entorno. Todo lo que digo no es óbice para atinar con la previsión climatológica. A fin de cuentas, y hasta que lleguen estos cambios, España sigue siendo país de costumbres, ahora con la novedad tecnológica de que también miramos el móvil de manera constante para ver el tiempo que va a hacer mañana, donde vivimos y donde nos gustaría hacer una visita vacacional. Próximas paradas meteorológicas, el puente de mayo y el verano. ¿Acertarán?
“España sigue siendo un país de costumbres, con la novedad tecnológica de que también miramos el móvil para ver el tiempo que va a hacer mañana”