LUNES AL SOL A LOS 50
Publicado el 14 de Mayo d 2011 en el Diario Montañés
La convicción humana nos mentaliza desde la escuela con que hay que tener un trabajo por encima de todas las cosas, porque sin ese empleo fijo no conseguiremos nada. Cuando alguien se queda sin trabajo y no encuentra otro pese al intento continuado, es lamentable, a falta de soluciones concretas, filosofar con que la esperanza es lo último que se pierde, en busca de un falso sosiego que calme la rabia de estar en paro.
Queda todo el derecho a pensar que el día de mañana puede ser distinto al negro panorama de hoy, pero sin una clara concienciación y compromiso del país sobre su peor mal, el paro, las soluciones suenan más a frases huecas y deseos vacíos que a las realidades que buscan muchas personas con nombres y apellidos. Para plasmar mejor lo que quiero expresar veo la película ‘Los lunes al Sol’. Narra la vida de tres amigos, ‘Santa’, ‘José’ y ‘Nino’, despedidos de unos astilleros, afrontando juntos un paro que se ve empeorado por la edad.
‘Nino’ es Paulino Rivas en la película, el mayor de los tres, con 49 años. Le preocupa tanto la reintegración en el mundo laboral que un día, antes de acudir a una nueva cita para encontrar trabajo, se tiñe el pelo. A punto de iniciar la entrevista empieza a sudar, y le caen chorretes de tinte negro por el cuello. Lo peor es que no ha podido ser fiel a si mismo, cuando un día se dijo: «si tengo canas, tengo canas, y al que no le guste que se joda». El paro no tiene edades pero se ceba especialmente con los desempleados mayores, que en cambio tienen una mayor experiencia que se paga con esta moneda de indiferencia social, que habría que prohibir por ley. La película que protagoniza Javier Bardem en el papel de ‘Santa’ termina con unas palabras suyas: «¿qué día es hoy?». Un parado de larga duración ya no sabe dónde guardar sus pensamientos y es lógico que le flaquee hasta la fe en lo que puede ya ofrecer. En ‘Los lunes al sol’, un jubilado ebrio no para de repetir a ‘Santa’, ‘José’ y ‘Nino’ que ya nadie cree en ellos, empezando por Dios. Es tan sólo una película, pero hay guiones que tienen mucho de realidad. Alejandro Sanz expresa en una de sus hermosas canciones que no hay peor miedo que el que se siente cuando ya no se siente más.
Este país nuestro no se ha puesto las pilas de verdad ante la gravedad de la situación que viven millones de personas, millones de familias, con los más de cuatro millones de parados que forman parte de esta película diaria, esta vez real, de los lunes al sol, sin nada que hacer, sin encontrar trabajo un día tras otro, y sin que suene el teléfono de la oficina de empleo que te de una salida dentro del laberinto en que te encuentras, cogiendo el primer trabajo que te ofrezcan, el que sea. Cuando el mayor problema que tenemos son nuestros ciudadanos en paro, me parece absolutamente dramático perdernos en debates estériles como hacemos de continuo en este país. Me da igual si es que somos así realmente, desapegados y despreocupados con el auténtico sentir de la calle, o se hace para desviar la atención y no afrontar cara a cara nuestros más graves problemas.
Sin duda, el paro es ya la primera preocupación de los españoles, porque vemos cómo se pierden puestos de trabajo a borbotones, como el tinte barato que le caía de la cabeza a ‘Nino’, con 49 años, parado, casado, con dos hijos que ya no controlaba. ‘José’, su compañero de barra de bar no lo tiene mejor pese a su mayor juventud. Camino de acabar alcoholizado, su mujer ya piensa en emprender sola otra vida con menos penurias, sin tantos lunes, martes, miércoles. al sol y, por eso, le ha dejado las cosas claras: «¡mira cómo estamos, no tenemos nada, ni casa, ni hijos, ni créditos. nada, y siempre por el puto trabajo». En realidad es lo que decía al principio: nos lo inculcan así. Desde que tenemos conciencia no paramos de escucharlo: «hay que estudiar para ser alguien el día de mañana»; «tienes que aprender un oficio para ganarte bien el sustento cuando sea el momento»; «si trabajas duro, llegarás a forjarte un camino, una buena vida». Pero nadie nos enseña a perder el trabajo, a no tenerlo. La película actual se parece más a la de ‘Los lunes al Sol’, y al hecho de que el trabajo no se cumple como el derecho constitucional que es, y el país con todo su engranaje se ve impotente para ofrecerlo, preservarlo o garantizarlo. El mejor antídoto que hoy por hoy tiene el paro en España se llama familia. Es la que ayuda, la que tira para adelante, la que se aprieta el cinturón, y la que anima con convicción a su(s) miembro(s) parado(s) para que no entierren definitivamente sueños y aspiraciones. Los parados necesitan saber que importan y que Amadeo, el agorero de la película no tenía razón al decirles a ‘Santa’, ‘José’y ‘Nino’ que ya nadie creía en ellos, aunque no dejen nunca de preguntarse el día en que viven, viendo pasar las horas sin nada que hacer para ganarse el sustento.
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