Fue una auténtica pasada escuchar a Pau Gasol en la presentación en Buenos Aires de la candidatura para celebrar los Juegos Olímpicos de 2020 en Madrid. O te descojonabas de la risa o te emocionabas cuando contó cómo vio en su móvil una llamada perdida del Príncipe de Asturias (estuvo también grande), en la que le pedía que formará parte de esta presentación que tuvo lugar y que, al final, se perdió. Madrid y España, si ha contado con un apoyo decidido de antemano, ha sido con el de sus deportistas, que resultan fueras de serie tan sólo por el esfuerzo y los sueños que mantienen vivos por llegar primero o entre los primeros, cuando se trata de los más altos campeonatos conocidos por el gran público. Se celebren o no en su casa, unos juegos olímpicos es la meta de todos ellos. Al igual que el resto, están dolidos por lo que ha sucedido por tercera vez con Madrid. Y también miran escépticos su futuro en un país donde somos mucho del todo, o nada. Lo mejor que tenemos y tendremos (siempre) son nuestros deportistas, sus valores, logros, y el buen rollo que transmiten. Unos juegos, a fin de cuentas, se hacen, pero pasan. Las medallas de nuestros deportistas quedan como historia, como leyenda, gestas, y palmares del deporte español que ha ido a más y mejor con los años.
El Príncipe de Asturias, tras conocer que Tokio organizará los Juegos del 2020, lo ha manifestado tajantemente: “hay que levantarse”. Lo que hagamos en adelante, en cuanto a intentar una nueva presentación olímpica, nunca tendrá que ver nada con seguir manteniendo muy alto todo lo concerniente al deporte español y a los deportistas. La crisis les acarrea muchos problemas, y un futuro sin Olimpiadas les preocupa especialmente. Desde luego, si tenemos un reto por delante que alcanzar, es mejorar el listón dejado por nuestros olímpicos en Londres 2012. Por delante, tenemos Brasil, y después llegará Tokio, que ha ganado por dinero, esponsors y política. Esto también lo debemos aprender, en vez de decir que hay cosas de la “política deportiva que se nos escapan”. Los miembros del COI tienen lo mismo de políticos que de olímpicos, y no lo digo despectivamente sino como evidencia. Otra cosa que me gustó mucho de la presentación de Madrid en Buenos Aires, fue que la entrada y final de la presentación española corrió a cargo de Juan Antonio Samaranch hijo. Se le aprecia claramente el Adn olímpico, porque su padre fue un visionario que logró los juegos para Barcelona. Hay que seguir impulsando a gentes así, de gran valor para España, en vez de darnos golpes de pecho. Un pecho en el que deben reposar las medallas a ganar por nuestros deportistas, con el apoyo directo y decidido de su país, sus presupuestos oficiales, las empresas, organismos, no dejando nunca caer esa implicación tan especial que existe ya entre los españoles y cada nueva gesta que lleva a cabo uno de nuestros deportistas.
Foto: Recepción a todos los deportistas españoles que participaron en las Olimpiadas de Londres 2012.