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La que era Agenda 2030 ahora es la fecha para el rearme total

Opino que la Unión Europea debería consultar a los ciudadanos su parecer sobre gastar un dineral en un rearme que genera dudas, al desconocerse realmente lo que esconde. Ningún país de la UE ha dejado jamás de gastar cuantiosas sumas en mantener y mejorar su Ejército y arsenal. La desconfianza actual no sería tal si se hubiera empezado por aunar fuerzas en busca de ese ejército común. Pero no. Solo se habla de lo que debe tener cada Estado en armamento, ya que así lo que quiere Úrsula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea que impulsa este rearme, sin tener en cuenta la opinión de la calle, en cualquier capital o pueblo europeo.

Los compromisos políticos y sociales, máxime si son a largo plazo, siempre tienen los inconvenientes y sobresaltos que nos depare la historia. Me refiero a que se lanza una idea, reto, o gran proyecto, pero en ese momento de su presentación pública no hay Guerra de Ucrania o de Gaza. Le acaba de suceder a la Agenda 2030, que contiene los Objetivos del Milenio de la ONU. Encantado se los recuerdo. 1. Erradicación de la pobreza extrema y el hambre. 2. Acceso universal a la educación primaria. 3. Promover la igualdad de géneros. 4. Reducción de la mortalidad infantil. 5. Mejorar la salud materna.6. Combatir el VIH/SIDA y otras enfermedades. 7. Asegurar la sostenibilidad medioambiental.

La alemana Úrsula von der Leyen, antigua ministra de defensa, ha rebautizado el 2030 como el año de finalización de la Agenda Bélica. Asegura que será la fecha en que Europa tiene que culminar su rearme, “y contar con la base industrial y la coordinación necesaria en las compras militares, para abastecer las necesidades europeas en materia de seguridad”. Para lograrlo, de los iniciales 800.000 millones de euros anunciados para hacerse con nuevo armamento de lo más variado, ya hemos pasado a 1,2 billones de euros, o el 7,2 del PIB comunitario. Todo un despropósito que pagaremos muy caro, especialmente en los agujereados bolsillos de los ciudadanos a través del encarecimiento, aún más, de todos los productos.

No es cierto que Europa tenga que rearmarse deprisa y corriendo. Vamos con los tozudos datos. Entre 2021 y 2024, el gasto total en defensa de los Estados miembros de la UE aumentó en más de un 30 %. En 2024 alcanzó unos 326. 000 millones de euros. Semejante dineral, como sucederá ahora con el billón largo de euros, se destinó a tres sectores fundamentalmente: Aeoronáutica militar: 64.800 millones (+ 15,8%), barcos de guerra: 37.900 millones (+ 17,7%), y sector terrestre: 56.200 millones (+ 17,7 %). Vayamos a lo gastado por países. Elijo estos: España, Francia, Alemania, Italia, Suecia y Rumania.

“No es cierto que Europa tenga que rearmarse deprisa. Entre 2021 y 2024 el gasto aumentó más de un 30 %, en 2024 alcanzó los 326. 000 millones”

¿Cuánto gastó España en defensa en 2024? Entre 2014 y 2024, nuestro país incrementó el gasto armamentístico en 10.215 millones, pasando de 9.508 millones a 19.723, lo que supone un aumento del 107%. Son datos del prestigioso Instituto Elcano. Sigamos con Francia. En 2023 se gastaron 6.726,3 millones más en defensa, llegando hasta los 58.040,6 millones, representando un 3,57 de su gasto público. No está nada mal. Parecido camino siguió Alemania, con 52.000 millones, y a esto sumaron otros 20.000 millones de un fonde especial con el que cuentan. Tampoco lo hicieron mal Italia (34.000 millones), concluyendo con presupuestos más moderados, pero no baratos, como el de Suecia (7.973,9) o Rumanía superando los 5.000 millones.

¿Es que todo esto no es rearme constante, año tras año? Todos los ejércitos juntos de la Unión resultan poderosísimos, y nunca han dejado de modernizarse, como nos han venido contando a los ciudadanos los medios de comunicación, tanto en la última parte del siglo pasado como esta primera del nuevo. Si vamos a las tropas, las cifras oficiales hablan de los 2 millones de militares chinos, los 1,9 de los ejércitos nacionales de los Estados miembros de la UE, a lo que hay que añadir 1,7 millones de reservistas. Solo el Ejército Francés cuenta con 200.000 integrantes. Estados Unidos 1,3 millones y Rusia 1,1. Todos y cada uno de los datos aportados provienen del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.

Este repentino rearme aludiendo a que nos jugamos la vida nos lo están metiendo a calzador, y luego están los medios de comunicación que hacen su parte a la hora de extender el mensaje oficial de la necesidad de gastar más dinero en aviones, buques, misiles, tanques, blindados, armas y munición. Como excusa se pone también lo de no depender militarmente de Estados Unidos. Despropósito tras despropósito.

Hay algo que me llama poderosamente la atención de este momento de la historia. Ya no se oyen las voces del “No a la Guerra”. Conocidos personajes que siempre se han puesto del lado de la paz, actitud que por supuesto comparto, de repente han desparecido de este escenario de pedir diálogo y diplomacia, en vez de morir bajo las bombas, como está ocurriendo en Ucrania y Gaza. Es evidente que Rusia y Putin no son de fiar. No hace falta ser muy listo para tenerlo claro, ya que la lista de conflictos que han provocado, al igual que Estados Unidos, es interminable. Resultaba muy fácil decir que Europa había aprendido bien la lección tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918, 10 millones de soldados muertos y 21 millones heridos en combate), y la segunda (6 años, de 1939 a 1945, 20 millones de soldados muertos y 40 millones de civiles). Podría extenderme mucho más, pero creo que estas últimas cifras, que encierran tanto dolor, son suficientes para recordar a dirigentes y a quienes les apoyan su obligación de buscar siempre la paz, además de que deberían contar con la opinión de los ciudadanos para tomar determinadas decisiones, cosa que hasta ya la UE ha olvidado preguntar. La más olvidadiza se llama Úrsula von der Leyen.

“Recordar a dirigentes su obligación de buscar la paz, contar con los ciudadanos para tomar determinadas decisiones, cosa que la UE ha olvidado”

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