Un titular es una noticia y cuando es un gran titular, es una gran noticia. Corría el año 2008 y Barak Obama bajaba en popularidad. El presidente norteamericano hacía sonar bien las palabras, pero no las convertía en hechos. Entonces fue cuando sacó de la chistera electoral aquella frase mágica: “Yes We Can” (traducido: “sí se puede.”).
“Nada va a ser igual en España tras las elecciones de hoy domingo”. Así titularán muchos medios de comunicación el mismo día 24, sin tener la certeza (porque las encuestas casi nunca atinan) qué es realmente lo que va a suceder. A partir de las encuestas a pie de urna y el recuento final, antes de la medianoche, los titulares elegirán entre “España ha votado por el cambio” o “España con el continuismo”.
Pase lo que pase, efectivamente creo que ya nada va a ser igual. No va a ser igual porque la crisis lo ha trastocado todo. También, porque la gente está alineada con que la política en general, vote a quien vote, se instale en una nueva forma de hacer. Y además, y no menos importante, a nadie nos interesa la degradación de la democracia y del sistema, ya que la opinión pública está excesivamente sensibilizada con la política, aunque las opiniones vayan por barrios. Dejando atrás lo vivido, y mirando al futuro, sería bueno crear un nuevo código político, impenetrable, inviolable, y que se estudiara desde la escuela para que nuestros escolares sean los primeros en cambiar de opinión sobre para qué sirva la política y los políticos. ¡Ojo con llevar a terrenos exclusivos, sin empezar por nuestra casa, la exigencia razonable de reforzar los verbos dimitir o cesar!
Lo subrayo porque nada podemos exigir al vecino que no cumple con las reglas de la comunidad de propietarios, si no abolimos también de nuestro comportamiento habitual la ley del embudo o, lo que es lo mismo, lo estrecho para otros y lo ancho para uno. Darle la vuelta a esta situación no es cuestión de un Gobierno y sí de un sociedad entera. “Renace un viejo país”. Es otro mensaje que se puede dar a partir de la semana que viene, teniendo en cuanta que todo lo ético se convierte siempre en un gran titular. No voy a restar importancia a quien gane, pero hay que hacer más relevante que tras estas elecciones ganemos todos. Tenemos la obligación moral de presentar un país mejor a nuestros hijos. Debemos tener esa misma obligación para reinsertar a muchos españoles en el trabajo. Hay que repatriar a los que se han ido, porque aquí no se les ofreció nada. Quieren regresar, sus familias anhelan que vuelvan, y la nueva política que debe surgir tras esta primera cita electoral del año en curso, lo tiene que posibilitar. La democracia es inagotable pero, si pudiera hablar, nos diría: “¿Y tú qué papel juegas?: ¡puedes hacerlo mejor a partir de ahora!