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Investigar la DANA es lo correcto con la prioridad de reconstruir

Resulta perfecto que un país democrático que sufra una catástrofe, de inicio muy mal gestionada, trate de sacar a la luz la verdad de lo que auténticamente falló, y se haga a través de comisiones de investigación parlamentarias. Hay muchas zonas de la Valencia inundada que aún continúan sin agua ni luz, y este tipo de retrasos debe conllevar la exigencia a todas las Administraciones implicadas de una mayor rapidez en poner fin a ciertos problemas, como también es el de que los niños regresen a las escuelas. Si sacar conclusiones está bien, aquí la meta a la que llegar debe ser única para todos: reconstruir en plazos razonables.

Van a proliferar las comisiones de investigación de la DANA y sus consecuencias, tanto en el Congreso, Senado, las Cortes Valencianas, y ya veremos si toman similar iniciativa en las Cortes de Castilla-La Mancha y el Parlamento Andaluz. Cuando se habla de dirimir responsabilidades por la tragedia acontecida y la tibia reacción inicial que requería la emergencia, este es el camino adecuado a seguir, porque serán debates a cubrir ampliamente por los medios de comunicación, lo que contribuirá a que no haya un olvido de todo lo acontecido en la tarde-noche de aquel 29 de octubre de 2024. ¿Quién recuerda ya lo sucedido hace tres años con el volcán de La Palma? Nadie, pero lo ha sacado de nuevo a la palestra, con los consiguientes incumplimientos de promesas vacías, esta gran riada de Valencia.

Para dejarlo claro, una comisión de investigación acarrea la conformación de un grupo amplio y diverso de trabajo, de cara a realizar indagaciones de interés público, recabar información de personas a las que se pide comparecer (muy interesante esto), hasta poder llegar a unas conclusiones que pueden tener responsabilidades de carácter político y también penal. Las de la DANA podrían convertirse en las comisiones más sonadas dentro de la historia democrática española, tanto por el cariz de fallecidos por la catástrofe, la tardanza inicial en auxiliar a los damnificados, como por la ingente cuantía económica que va a suponer la reconstrucción de los 75 municipios valencianos afectados, con la localidad de Paiporta como símbolo de la zona cero.

Contando este, mis últimos cuatro artículos en El Diario Cantabria han sido sobre Valencia. He procurado ofrecer muchos datos de todo lo que he leído y me he informado, eligiendo muy bien el medio de comunicación para enterarme de las cosas, porque lo de la manipulación actual no tiene precedente dentro de un país democrático, que ha perdido mucho fuelle en lo que respecta a libertad de opinión y expresión. Los españoles debemos saber todo lo que falló, y los culpables de tantos y tan continuados errores, además de tener muy al día los problemas reales de los valencianos. Ahora preocupan los niños sin escuela, a un mes de la tromba de agua, que ascienden a 16.000, que se dice pronto. Si hablamos de casas perdidas totalmente, el número supera las 2.000. ¿Qué van a hacer estas personas que lo han perdido todo?, ¿qué solución se les va a dar? Y en medio de tanto lodo, basura y chatarra, preocupan y mucho los riesgos sanitarios de la población que trata de recuperar una normalidad, que por desgracia tardará lo suyo.

“Los españoles debemos saber todo lo que falló, y los culpables de tantos fallos, además de tener muy al día los problemas reales de los valencianos”

Mientras discurran en Madrid las comisiones de investigación, la recuperación ha de ser rápida, porque solo así se hará realidad volver, poco a poco, a la normalidad. Sacar a la luz lo que realmente falló (casi todo) ha de ir en paralelo a que los miles de damnificados retomen su vida en lo que respecta a las cuestiones más importantes dentro de una sociedad: trabajo, negocios, vivienda, alimentación, sanidad, educación, cultura, ocio, transporte o asistencia. Todo esto, o falta o falla ahora, y hay que entender como muy razonable la inquietud de los ciudadanos en las demoras que se produzcan en ayudas directas o indirectas. Como está de mal en España el asunto de las viviendas, devolver con rapidez un techo bajo el que vivir a tantas personas como han perdido todo, se hace una tarea de tremenda envergadura.

Si algo le viene mal a Valencia en estos momentos es la gran división política y social que se da ahora en nuestro país. Volvemos a lo de controlar el relato, y como lo cuenta una parte y la otra. Pero este tipo de luchas no generan expectativas reales para los ciudadanos, que lo que quieren es agilidad en que se hagan las cosas. Para ello han de ver que el dinero fluye y que a la grave situación que se viven en tantas zonas se aplica un importante antídoto de obras públicas, dentro de las cuales visualizar una constancia en los trabajos de máquinas y equipos humanos. Está muy bien hablar de voluntarios. Lo he hecho en varias ocasiones, y no hay halagos suficientes para el agradecimiento. Pero aquí son las Administraciones, con el Gobierno central a la cabeza, trabajando codo con codo con la Generalitat Valenciana, las que deben estar, en todo momento, a la cabeza de esta gran reconstrucción.

Aprovecho la ocasión para volver a repetir que Bruselas, capital de la Unión Europea, tiene aún mucho que decir y aportar a todos los estragos causados por la DANA. Me da igual que haya que pedirlo (que se haga) o que surja a iniciativa de la nueva Comisión Europea, donde hay una integrante española. El agujero económico y social que ha dejado tal destrucción requiere de la total vinculación Bruselas-Madrid-Valencia. No verlo ni hacerlo así, creo que sería un gran error que descabalgaría por tiempo a la Comunidad Valenciana del privilegio, ganado con tanto esfuerzo, de ser una de las principales economías de la zona euro. Somos el país de las prisas para todo, pero es que en el caso de las zonas afectadas resulta un clamor, por los escalofriantes datos que han dejado semejantes inundaciones.

Una semana más, voy a tirar de cifras que ponen los pelos de punta a cualquiera. 75 municipios afectados. 1.656 viviendas seriamente dañadas, con 491 con problemas estructurales, que conllevaran seguramente su demolición. El agua corriente y la luz sigue siendo un problema, y esto, a un mes del fatídico 29 de octubre de 2024, resulta intolerable. Sigo. Las empresas han sufrido daños por importe de 9.365 millones. Habría que dedicar un artículo entero alos agricultores y cosechas perdidas. La normalización de la red ferroviaria no será antes del 2025, ya veremos en qué mes. Por eso digo que están muy bien las comisiones de investigación, pero mientras tienen lugar, los ciudadanos afectados han de ver y percibir, a diario, los cambios a mejor.

“Trabajo, vivienda, sanidad, educación o transporte. Todo esto, o falta o falla, y hay que entender la inquietud de los ciudadanos en las demoras”

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