El culto al cuerpo también es una manera de crear nuevos idiotas. Esta sociedad ha mirado siempre de reojo, o directamente los ha evitado, a los que injustamente se califica como diferentes. En Navidad es cuando nos entra la pena de los niños con cáncer terminal que hay en los hospitales, y nos proponemos (sumamos nueva idiotez), que vamos a actuar. El colegio es la etapa más perversa para un muchacho que encuentra su total satisfacción en vivir un día más, ante el mal que le aqueja. La discapacidad, sea del tipo que sea, encuentra también su burla en cualquier esquina. «Feo», «cuatro ojos», «tarado», «fracasado», «deforme»… Son algunos de los calificativos más utilizados y que se han hecho habituales. Ahora, no tener Internet o estar en Redes Sociales, se suma como nueva forma de exclusión de unos niños a otros. Si antes no jugabas a algún deporte, el fútbol principalmente, eras diferente dentro del patio de colegio. El móvil que hace de todo es una nueva arma discriminatoria, es muy cierto, porque mientras vas en silla de ruedas no te queda tiempo para teclear nada. Si no le tienes grande, al móvil me sigo refiriendo, es que no estás al día: idiota, pues.
Cada gobierno nuevo cambia las leyes de educación, justicia y aborto. Pero ninguno se preocupa verdaderamente de cambiar las esencias de una sociedad que es cruel con las diferencias. Sólo llamarlo diferencia me produce asco. Con tocar levemente la cara de un niño enfermo cuando se hace campaña, no se consigue nada, si luego no ahondas en que hay dos cuestiones sagradas a toda democracia como son la igualdad y la prosperidad. ¿Cómo no se va a incrementar el desprecio a las diferencias físicas, si la violencia contra la mujer se ha disparado de tal manera que se juntan tres ministro para hablar del tema porque ya asusta tanta hijoputez de chulos y cerdos asquerosos? Quien dice que las diferencias siempre han existido, es un conformista y un idiota. También somos el país de la hipocresía por excelencia, pero los cambios de verdad han estado siempre en el individualismo de personas que creían posible cambiar a satisfacción de todos. Estos hombres y mujeres, hoy por hoy, no se hacen visibles.