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GASOLINA POR LAS NUBES

mundoArtículo publicado el 15 de septiembre de 2012 en el Diario Montañés.

Cada vez que reposto en una gasolinera me tiemblan las piernas al ver que no paran de correr los litros y los euros del surtidor. Antes llenábamos el depósito por equis, y ahora es equis más equis. El pobre trabajador de la gasolinera no tiene culpa alguna porque su sueldo sigue siendo el mismo, pero no es raro que espetes al pagar que es un atraco. Sube todo, especialmente la gasolina, menos las nóminas que no paran de reducirse vía impuestos, directamente, o suprimiendo las pagas de Navidad. Sobre los carburantes en Cantabria, se están dando dos hechos. El primero es que el sector ha reducido beneficios, por el céntimo sanitario que ha encarecido en nuestra comunidad el echar combustible. Seguidamente está que, si puedes llenar el depósito en una comunidad vecina como el País Vasco o Asturias, lo haces sin remordimiento alguno, porque ya que piden que te aprietes el cinturón, miras el precio más conveniente. Sin disimulos, reconozco que yo también lo he hecho. Cinco euros más que cinco menos, no es ninguna tontería.

A los ciudadanos sólo nos apuntan, no nos regalan nada. El disparo es el IVA, evidentemente, y la impotencia es muy grande cuando los precios no hacen otra cosa que crecer, pero tú sigues cobrando lo de siempre si no es menos. Una crisis no se soluciona encareciéndolo todo. Hay que ajustar desde el equilibrio, y el trabajador o parado que necesita su transporte, no puede llegar a la conclusión de que es mejor dejar el coche en casa para no tener que echar de 50 euros para

arriba. La gasolina está por las nubes y es imperioso que el Gobierno intervenga para cortar este derroche exagerado cada vez que la manguera se separa del surtidor. Pagar tan caras las energías que mueven a nuestras industrias es abocarlas a lo peor, porque desembolsar tanto euro por productos básicos, huele a que, sobre las espaldas de los consumidores, unos cientos de listillos están haciendo millones beneficiándose de la crisis.

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