Lo primero que hizo el presidente Rajoy en su visita a la tragedia de Santiago de Compostela fue dar las gracias a los funcionarios por el gran trabajo llevado a cabo en el rescate de todas las víctimas del tren bala, ponerlas a salvo, identificarlas, y estar a lo que fuera menester, el tiempo que fuera menester, sin más. Lo cierto es que en España ha venido
siendo así, porque tenemos unos empleados públicos que siempre han dado la talla, en las peores circunstancias, y estas lo son. Y no lo digo sólo por el accidente en Galicia, sino por las condiciones laborales, los agravios, los insultos y las faltas reiteradas al respeto que vienen sufriendo los funcionarios por el hecho de serlo. Esperable es que una parte pequeña de la ciudadanía haga chistes con los funcionarios, pero que se les ataque desde dentro del propio sistema, eso no es de recibo. Por eso la actuación de funcionarios en general, desde los que mueven el papeleo, los trámites, a los médicos, enfermeras, celadores, bomberos, policías, guardias civiles, psicólogos y demás, ponen las cosas en su sitio. Algo más: los medios les llaman héroes, y ellos contestan que se han limitado a hacer su trabajo. ¡Bien dicho!
Un sistema de asistencia y atención no funciona sin unos buenos trabajadores organizados. La democracia cambia gobiernos cada cuatro años, e inmediatamente se ponen manos a la obra gracias a la existencia de una estructura de empleados públicos que lo hace posible. Lo contrario a esto es el caos. De ahí que no se explique de ninguna de las maneras los ataques reiterados desde dentro que han recibido los funcionarios, que si por su número, que si por tal o cual cosa, fuera verdad o mentira. Los bomberos de A Coruña, ante las pésimas circunstancias de cómo quieren dejar su trabajo, estaban en huelga en el momento del accidente del tren, y nadie les tuvo que decir que la abandonaran para ponerse manos a la obra. Lo hicieron de motu propio, y punto. Los trabajadores de la televisión pública están pasando recortes y momentos penosos, y la noche de autos, lo que hubiera tenido que
ser una emisión continuada de servicio público no existió, así de simple. Además de respeto, los empleados públicos quieren medios, porque saben de sobra que cuando hay momentos como el de este terrible accidente se nota mucho su falta. Gracias al cielo, todos los trabajos llevados a cabo en el rescate de cuerpos y heridos, en la operación y cura de los heridos, y en dar todo el aliento posible a los familiares, en esta ocasión ha sido posible. El agradecimiento pues es para todos, incluidos los funcionarios.