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FIESTAS QUE MATAN POR INSENSATOS

La primera consecuencia de las insensateces cometidas en la organización de la fiesta de Halloween en el Madrid Arena, ha sido la muerte de cuatro jóvenes chicas y, cuando escribo esta columna, hay otra quinta en extrema gravedad. La segunda consecuencia es que padres y jóvenes han cogido miedo (que será pasajero) a que sus hijos acudan a estas macro fiestas, donde caben nueve mil personas y llegan a concentrarse hasta veinte mil. Esta va a ser la clave de las investigaciones ya iniciadas ante esta calamidad, que incluso hizo regresar de Brasil a dos padres para ver los últimos instantes de la vida de su hija, ¡de novela! No sabes dónde la tienes, pero morir aplastado por una organización desastrosa y unas explicaciones de las partes (empresa organizadora y Ayuntamiento de Madrid), cuanto menos cuestionables, resulta indignante como los padres afectados empezarán a expresar cuando pasen los primeros días de luto. España parece tener vocación de provocar accidentes de este tipo, por ambición económica. Si en una lata de sardinas entran tres de tamaño medio, no puedes meter más, así de sencillo. Madrid Arena era una olla a presión que explotó. Los asistentes no podían moverse, ni bailar, en todo caso saltar para respirar, ni desplazarte con una mínima movilidad de seguridad, ni nada más.

Como no es la primera vez que sucede, llueve ya sobre mojado. La alcaldesa de Madrid ha anunciado que desaparecen de la capital de España las gigantescas fiestas en instalaciones que sean de competencia municipal. Bien dicho, pero ya veremos, porque en España se está juntando repentinamente todo respecto a los jóvenes, que se sienten un tanto acorralados por el botellón, horarios de venta de alcohol, y ahora esto, que será tomado en cuenta por otros consistorios en otros tantos puntos de la geografía nacional. En la fiesta del Madrid Arena se saltó presuntamente a la torera el número de venta de entradas, jóvenes que se colaban, pirotecnia ilegal, una seguridad a todas luces escasa, y una presencia muy pequeña de Policía Nacional y Municipal. El trago de los políticos para explicar esta catástrofe ha sido mayúsculo. El espectáculo entre empresa-ayuntamiento para decir “yo no he sido”, está resultando patético y bochornoso. Me temo que seguirá así. A mí que no me lo cuenten porque tengo ya ligeras impresiones. Que se lo expliquen a las familias de las cuatro jóvenes aplastadas, con toda una vida por delante, segada en segundos por culpa de los insensatos de siempre.

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