Expulsamos de una manera distinta la felicidad cuando llega Nochebuena, y da paso a la Navidad. No nos gusta hablar mucho sobre ello, pero estoy por asegurar que son momentos donde los buenos recuerdos ganan protagonismo frente a todo lo demás que ha venido copando pensamientos y actuaciones. La Navidad, por una u otra cuestión, siempre se convierte en el principio de algo. Queremos atracón de felicidad cada 24 y 25 de diciembre, y unos días más tarde, el 31, es noche de promesas y cambios, que tampoco yo soy quien para cuestionar. El caso es que la Navidad saca lo mejor de nosotros, como si todos hiciéramos un gran circulo en torno a una hoguera, y hablaramos de paz, de armonía, de tolerancia, del final de los males y del surgimiento de novedades que hicieran posible todo aquello en lo que más creemos por ser justo y equitativo. En Nochebuena y Navidad sentimos también penas. Cada cual carga con la suya, y tampoco nos gusta hablar mucho sobre ello, aunque están muy adentro. ¡Pelillos a la mar, venga”, nos dice casi siempre alguien cercano en la mesa navideña, que tiene también lo suyo, pero que saca las fuerzas necesarias para imbuirse de una noche ante todo de paz y esperanza.
Paz y esperanza. Así me gusta sentir la Navidad. Porque creo que hay un día después para todo. Porque los pensamientos se dejan ir en los deseos de que le vaya bien a todo el mundo, se curen los que padecen enfermedades que tememos, y los desposeídos levanten algún día cabeza porque las potencias agachen por una vez la suya, enarbolada de soberbias. Para nuestra condición humana, y me quedo con lo mejor que somos, no es aceptable que unos vivan placenteramente mientras hay millones de personas que obligamos a arrastrarse por un mísero dólar diario. Sí, claro que estos son los mejores deseos navideños. Por supuesto que sí. De perderlos, estamos acabados. Si les damos la espalda, anulamos nuestra dignidad. Y si no reforzamos cada nuevo final de año nuestro compromiso con la paz y la esperanza, estaremos vacíos interiormente. Nada de esto quiero para nadie. ¡Feliz nochebuena y feliz navidad a tod@s!