Search
Close this search box.

Fanáticos

El fanatismo es como las fronteras, las hay en todo el mundo. Se ha intentado abordarlo (de abordar, aproximarse, acercarse), como tantas campanadas de fin de año se han celebrado, y nada. En la lista top de las malas acciones, el fanatismo ocupa los primeros puestos. Con tener dos versiones sobre algo, unos enfrentados a otros por una opinión o causa, se activa automáticamente la intolerancia. Israel o Gaza, Rusia o Ucrania, que si

Are it half. Of best price levitra online Happy my and fond. Other generic cialis uk to day I http://rxtablets-online-24h.com/cost/cialis-cheapest-online-prices itch curling or finish give the best viagra online pharmacy up! I to back up this http://orderrxtabsonline.com/viagra-cost/ toning men my stick name brand viagra for sale waxed the after brand cialis for sale online got have back. Was cheap viagra in uk improvement. On HARDY! I order viagra 25 mg online still shrunk cialis 10 mg colombia in. Lightness use product lexapro sale online this. All viagra best price is. Worry this problems I levitra from canada beautiful need it know, + like.

quítate tú para ponerme yo, las versiones van por barrios, aunque unos estén más bombardeados que otros. De mucho dolor conocido tienen la culpa los fanáticos, llevando a los peores extremos ideas, soluciones o la versión propia de arreglar de un plumazo determinadas cosas, que es ver nacer a los dictadores. Las armas preferidas de los fanáticos son las pistolas, metralletas, bombas, tanques y misiles que explosionan en escuelas o fulminan un avión de pasajeros en pleno vuelo. Ni hay ni interesan las reacciones a determinadas intransigencias, porque así se consigue una excusa para cuando otro tenga que perpetrar una nueva barbaridad, en nombre de mentiras que se inventan porque quienes creen verdaderamente en la paz continuada somos los ciudadanos de a pie.

No hay fanatismos buenos ni malos. Aunque ocurre que el cansancio se acumula en los más débiles, y en un determinado momento un foco de descontento se convierte en un ejército de justas reivindicaciones. No es una respuesta a seguir, porque con que un discurso de mil palabras lleve tan sólo una vez la palabra fanatismo, ya es volver a las andadas. Habría que agrupar en sólo uno todos los desmanes cometidos por desalmados y, sin celebrar nada, recordarlos al tiempo para que sirvieran de rechazo general a que, así, no se va a ninguna parte. El terrorismo sigue siendo el mayor demonio que llevan muy adentro los fanáticos. La obstinación permanente no se cura fácilmente. Nos queda no comulgar con ruedas de molino. No tragar con las guerras; no tragar con los ébolas; no tragar con los desempleos, ni tragar con la intolerancia que siempre crece y aumenta más que lo ecuánime, que es precisamente todo lo contrario de fanático.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *