Primero se mezcló La Vuelta con Israel y ahora sucede con Eurovisión, y la no participación de España en este concurso musical. Si de verdad se quiere actuar de forma contundente, por la masacre cometida en Gaza, hay que hacerlo de frente, es decir, de una manera política contundente. Por esta labor no está ni Estados Unidos ni los países de la Unión Europea con auténtico peso. En este contexto, las medidas que aquí tomamos, boicotear competiciones o galas, no dejan de ser simbólicas, además de suponer una innecesaria intromisión en el deporte o el libre ocio, viendo y escuchando a los cantantes que concursan dentro del festival eurovisivo.
Ni yo mismo había escuchado en mi vida el nombre de Marcel Bezençon, aunque a los muchos seguidores y fans que tiene el Festival de la Canción de Eurovisión les sonará más, porque dentro de este certamen musical anual se entrega, bajo este nombre, un premio a la mejor actuación. El caso es que a este periodista suizo se le considera el padre fundador de Eurovisión, creada en 1956, para impulsar la idea de un concurso musical, que su vez generara una unidad duradera, sin política de por medio.
A los europeos, en especial a los Gobiernos que nos representan, se nos viene acusando en los últimos años de dejar de lado las auténticas esencias, principios, valores y costumbres en la Unión, tanto en favor de otras culturas, como intereses del momento, que casi siempre tienen que ver con lo económico y comercial. Fíjense que Bezcençon perfiló este festival en época de posguerra, a través de la música y la televisión, para unir a los pueblos. Se trataba de dejar atrás todos los horrores de la Segunda Guerra Mundial, sin olvidar los sucesos más terribles, como el Holocausto, pero generando una nueva educación de convivencia que facilitara la no repetición de semejante conflicto bélico, con tan brutal número de muertos en todos los bandos (entre 50 y 85 millones). Se buscaba también fortalecer la identidad europea, tan en declive hoy, e igualmente este festival debía ser un punto de partida para la innovación tecnológica,que con los años iría a más, hasta llegar a todo lo digital más Inteligencia Artificial de ahora.
Casi en paralelo al origen de Eurovisión, nació la UER, traducido como Unión Europea de Radiodifusión, organismo hoy cuestionado por culpa de la división, tendencia que cada vez cobra más protagonismo dentro del panorama mundial, hablemos de lo que hablemos. La Eurovisión de 2026, que tendrá lugar en Viena, “Ciudad de la Música”, por herencia de Mozart, Beethoven, Haydn y Schubert, se celebrará con la ausencia de España como país participante. La presencia en el concurso de Israel, ha generado esta reacción de Radio Televisión Española, que en realidad es decisión política. Nos han seguido en esta postura Irlanda, Países Bajos, Eslovenia o Islandia. Pero el grueso de la Unión Europea, los países que realmente pesan, como Francia, Alemania, Italia o Suiza, estarán en el recinto vienés para conciertos conocido como Wiener Stadlhelle, donde han ofrecido recitales los grupos y cantantes más famosos del mundo.
“Eurovisión fue creada en 1956 para impulsar la idea de un concurso musical, que su vez generara unidad duradera, sin política de por medio”
Así, al menos es lo que creo, España añade más desunión dentro de la división ya de por sí creciente en el Viejo Continente. Hablo deasuntos como la Guerra de Ucrania, Israel-Gaza y toda la brutalidad cometida, de acuerdo o desacuerdo con las fantasmagóricas ideas o planes de Trump, del problema llamado Putin, la defensa de la supervivencia de grandes organismos como la ONU, OTAN o la OMS, el cambio climático o el rearme general a los Aliados ordenado por Estados Unidos).
Esta discutible decisión de no acudir a Eurovisión, al estar en el concurso Israel, se produce cuando aún escuece lo acontecido en La Vuelta en el verano pasado, y el boicot y acoso que sufrieron los ciclistas, tan solo deportistas, dándose además la circunstancia de que el Gobierno se posicionó con los manifestantes, y no pareció preocuparle el deterioro internacional de la que hasta ese momento era una de las pruebas de ciclismo más prestigiosas en el mundo. Entones ya escribí que mezclar política con deporte nunca ha sido buena idea, y ahora tengo que añadir que tampoco lo es esta nueva intromisión dentro de un certamen musical como Eurovisión.
Aquí se da además la circunstancia de que los aficionados, en el caso de La Vuelta, o ahora seguidores y fans de este concurso, no son tenidos en cuenta para nada. La audiencia de TVE durante el festival de 2025 supero los 6 millones de televidentes. Fue la edición más vista dentro de la historia de España y Eurovisión. Una televisión pública, de todos los españoles, no debe ni puede entrar a hacer política. Si algo requiere la regeneración democrática de la que tanto se habla ahora, principalmente desde el Gobierno, es un cambio en la manera de actuar de los medios de comunicación de titularidad pública. Deben ser rigurosos en la información, contar las cosas como suceden, ser independientes, y dejarse de valoraciones o decisiones partidistas, ya que solo así recuperarán algún día la confianza social que ahora ya no tienen, porque la han perdido. En España se ha hecho demasiado habitual entre los ciudadanos escuchar que ya no ven la televisión, principalmente si se trata de TVE.
Auspiciada por Donal Trump junto a una serie de influyentes Países Árabes, Israel y Gaza han firmado una paz, que crea demasiados interrogantes. En todo caso, la forma de actuar de Israel debería tener consecuencias políticas y diplomáticas duras. ¿Por qué no se hace con la debida decisión y fuerza? Pues porque hay demasiados intereses en juego, empezando porque las reglas del juego las impone Estados Unidos, y la Unión Europea las sigue al dictado. Esto es lo que habría que aclarar y decir a los ciudadanos, porque la no presencia de España en Eurovisión no sirve realmente para nada, ni se tiene en cuenta, ya que no deja de ser un gesto simbólico, no seguido por ningún miembro fuerte de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), que es lo que realmente tendría una fuerza y un poder que ahora no se da.
“La no presencia de España en Eurovisión es un gesto no seguido por ningún miembro fuerte de la UER, lo que realmente tendría fuerza”