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Entre tantos problemas, uno preocupa el que más, la vivienda

La falta de pisos, sí que ha calado como profundo malestar de la sociedad española, que reclama soluciones urgentes. Se señala más a los jóvenes y la imposibilidad de independizarse, empezando por tener techo bajo el que vivir. Aunque ya es crisis extendida, que afecta incluso al alquiler, debido a que te dejas casi todo el sueldo en pagar la renta mensual. En España hay trámites distintos en las diferentes regiones. Debemos unificar criterios, y para ello es necesario un Pacto de Estado, algo que no se da desde hace años, pese a que son millones de españoles los que lo reclaman en busca de una vivienda, a la que tienen todo el derecho.  

Dentro de nuestras habituales conversaciones, resulta normal hacer comparaciones entre lo que hacía y cómo trabajaba una generación determinada con respecto a las actuales. Sin embargo, poco se remarca, para el grave problema que es, lo que podían adquirir abuelos y padres, y ahora no consiguen sus hijos: comprar piso o, cuanto menos, alquilarlo.

Para constatar el descontento en que están inmersos nuestros jóvenes con respecto a lograr su independencia, nos encontramos de un lado con sus precarios sueldos, una inflación de precios que no les alcanza para vivir, a lo que se une la necesidad urgente de que se construyan entre 150.000 a 180.000 pisos asequibles, según estimación de la propia patronal de constructores y promotores de vivienda. La prueba palmaria de la total escasez que hay de nueva vivienda la encontramos en los lugares donde más se edifica. Madrid (18.895 hogares), Barcelona (12.809), Sevilla (9.126), Málaga (8.056), Alicante (6.688), Valencia (5.242), Baleares (3.741) y Murcia (3.585). Entre todas estas ciudades sale una cifra de 68.142 pisos en construcción, lo que nos pone en situación de la insuficiente iniciativa dentro del sector, por muchas razones en las que cabe ahondar. Los datos del Gobierno no coinciden además con los de los promotores. Los primeros hablan de que se van a crear 280.000 nuevas casas, pero las que ahora se están promoviendo realmente, en el conjunto del Estado, llegan a las 115.000. Es decir, faltarían 100.000 viviendas que cubran la demanda existente.

Pero, ¿por qué hay tantos problemas para construir los domicilios necesarios? En primer lugar, hay que fijarse en el precio. En los últimos diez años se ha encarecido en un 30%, lo que es un auténtico disparate. Estamos ya en el cierre del año y los portales inmobiliarios presentan sus conclusiones. Una es que el precio medio en España de un piso de 80 m2 alcanza los 190.000 €. A esto hay que añadir que el intervencionismo del Gobierno dentro del sector ha resultado a la postre pernicioso, ya que la desconfianza se ha asentado, en general, dentro del sector inmobiliario, lo que abarca desde construir a adquirir o alquilar, dentro de la gran cantidad de demandantes como hay.

“¿Por qué hay tantos problemas para construir? En primer lugar, en los últimos diez años se ha encarecido un 30%, un auténtico disparate”

Lo que no hay que negar, ya que es opinión generalizada entre los ciudadanos, es que el sistema incurra en no ofrecer la necesaria seguridad jurídica a los pequeños propietarios, y también constructores y promotores. Se oye demasiado lo de no alquilar, si luego eso conlleva que te vas a topar con un problema de okupas, noticia que tristemente copa las páginas de los periódicos en los últimos años. Los legítimos dueños se ven impotentes ante este panorama, y dan marcha atrás a lo que hace no tanto tiempo era una relación normal entre casero e inquilino.

Facilitar viviendas a precios razonables busca ahora un Pacto de Estado, que no se ha producido en la reciente Conferencia de Presidentes, celebrada precisamente en Cantabria. El Gobierno central buscaba blindar las viviendas financiadas con dinero público y reformar la ley del suelo. Otra ley, la de vivienda se muestra como un escollo, por su no aplicación en muchas comunidades autónomas, que al tiempo piden su retirada. Semejantes discrepancias desembocan en dos escenarios altamente preocupantes. El primero es que no se avanza en este tema, y el segundo es que sale realmente dañado el ciudadano, especialmente los jóvenes,que no ven posibilidad alguna de llegar en algún momento de su vida a comprar casa.

Pese a la falta total de acuerdo o mínimo consenso, los problemas en torno al insuficiente impulso de la vivienda parecen detectados. Siguiendo un orden lógico de escollos, nos topamos con demasiada burocracia en los trámites con las diferentes Administraciones, y que además dichos requisitos sean diferentes, dependiendo de una u otra comunidad autónoma. Llegado a este punto se entona la reivindicación de licencias rápidas a nivel nacional, que verdaderamente potencien la construcción de pisos. Después está la agilización en la concesión de hipotecas por parte de las entidades bancarias. Junto a todo esto, las diferentes Administraciones deben movilizar el suelo disponible, al tiempo que no se grave tanto fiscalmente la compra-venta de inmuebles. Planes de vivienda sin el acuerdo unánime de todas las partes no son posibles, ni mucho menos viables. Y así se llega a la problemática actual, tan irracional como imposible de costear por parte de demasiados ciudadanos. Los ejemplos con los que nos encontramos hablan de un tipo de vivienda, que necesita de una completa restauración, y que no baja de los 90.000 €. De este supuesto pasamos a la adquisición de una vivienda de segunda mano, más o menos en buenas condiciones, no menor a los 200.000 €. Y terminamos con el imposible de vivienda nueva, con buena ubicación, que puede superar los 400.000 €. Ya lo creo que urge ese Pacto de Estado. Tanto por la escasez de nuevos proyectos, como por los precios actuales, y sin entrar en los alquileres, que están imposibles para cualquier asalariado, ya que prácticamente te dejas la nómina en el pago de vivir bajo un techo seguro. Es difícil encontrar mayor injusticia y desequilibrio dentro del tan cacareado bienestar, que ahora ya no es generalizado dentro de una sociedad que se divide claramente entre afortunados y desafortunados.  

“Urge ese Pacto de Estado, por la escasez de proyectos, como por los precios actuales, y sin entrar en los alquileres, que están imposibles”

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