Mucho mejor, el Debate del Estado de la Nación debería denominarse, una de dos, o el “Debate Lazarillo” o el “Debate Sherpa”. Ya saben que los sherpas son famosos por ayudar a los escaladores en sus ascensiones a las gigantescas montañas del planeta, empezando por el Everest. El Lazarillo lo conocemos más por el de Tormes, y también por su actividad de guía de otros, como hacía el pícaro niño Lázaro de Tormes con el ciego al que fue vendido. Así es: no hay peor ciego que el que no quiere ver. Los medios de comunicación son los que más y mejor expresan la desafección que los ciudadanos tenemos hacia muchas cosas, pero los que aún tenemos un poco de suerte es mejor que dejemos paso para sean protagonistas de los titulares los parados, jóvenes, desahuciados y también aquellos que encuentran un trabajo de ocho horas al día por 400 euros al mes. Todos ellos parecen invisible, ¡oiga!
Hay muchas ocasiones en que la vida se cuenta tomando un café. Me pasa esto, me falta aquello, no encuentro una oportunidad, no tengo quién me escuche, los que están arriba pasan de los que están abajo… En fin, la temática puede ser tan larga como la personalidad de quien alza la taza de café y la acerca a su boca. La vida es mucho más simple y también mucho más cabrona de cómo se cuenta en los púlpitos de la oratoria común. Se mide por lo que vale el pan, la luz, el gas o si te llega el sueldo o la pensión para poner la calefacción en estos días tan fríos de febrero. Por eso los ciudadanos no entendemos muchas veces los discursos que se pronuncian en nuestro nombre. Según quien lo cuente y quien lo escriba, no es lo mismo que “la vida pasa” que “pasa la vida”. Lo primero es para los que se sienten viejos o cansados, y lo segundo es más esperanza, con toda razón, de los jóvenes. Un “Debate Sherpa”, ayuda más a los contrarios, que no enemigos. Hay ocasiones en que se me hace muy cuesta arriba aquella frase que pronunció Kennedy sobre que “no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país”. ¡Patrañas!