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El ajedrez nos dará trabajo

Bobby Fischer y Boris Spasky, americano y ruso, concitaron la atención del mundo en sus partidas de ajedrez, allá por los años 70 del siglo pasado. Nunca es tarde si la dicha es buena y tiro de refranero porque el ajedrez entra ahora en nuestras escuelas, como una forma de abrir más la mente de los alumnos, y que no contesten cuando se les pregunta que Ceuta cae por Galicia. También se van a dedicar más horas a la lengua y las matemáticas, que ya lo viví yo en mi época, puñetero que era, y muchos años después, ¡mira por donde!, me eligieron para dar el pregón del centenario de mi colegio pese a los miles y miles de alumnos que habían pasado por sus aulas. La educación es el pilar, el complemento y la reacción de un país ante los importantes pinchazos que puede tener a lo largo de su historia, aunque he de decir que nosotros, aprender, lo que se dice aprender, no hemos aprendido cómo hacerlo mejor.

Un país de gobiernos, de consejerías de educación, de diputaciones, de universidades y rectores, de profesores y demás educadores, que no se hablan y se ponen de acuerdo entre ellos, no es que sumen precisamente. La hora del ajedrez y las demás para ampliar en lo que, siendo básico para seguir el camino de las letras o las ciencias, se suspende, son simplemente parches. Lo que me gustaría es que todos los implicado en esto de la educación, como en el paro, los desahucios, o los excesos de la banca (preferentes), se sentarán en torno a una gran mesa, y no salieran de la habitación hasta que se pusieran de acuerdo y firmaran un gran acuerdo. No recuerdo en España una reunión que durara toda la noche, como la que acaban de tener la Merkel y Putin sobre Ucrania, pero que a la postre va a evitar una guerra inminente en esta parte de Europa que quiere reconquistar, más temprano que tarde, la vieja Rusia. Hablar, dialogo, acuerdo, razonamientos, posturas, identidades, lenguas, historia, presente, futuro, con trabajo y oportunidades. Todo este vocabulario ha estado tradicionalmente ausente en nuestra educación, y por eso no avanza. Por eso, y porque no hay un interés real en cambiar las cosas a mejor.

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