La democracia sólo cobra fuerzas y se desarrolla cuando se libra de los demonios que siempre la acechan como son la corrupción o excederse utilizando su nombre – la democracia- en falso. La marca España frente al mundo está con la soga de estas cuestiones, porque hay muchos países poderosos que aún tienen una consideración de nosotros un tanto casposa, pero es que además contribuimos en determinados momentos, con nuestras actuaciones a que las cosas se vean así. Obama recibe a Hollande en la Casa Blanca y le da una cena de gala con baile. Considera que Francia es un país estratégico. Los norteamericanos, a nosotros, nos traen a Rota los barcos del Escudo Antimisiles, y ni siquiera tenemos la consideración de país importante para que a nuestro presidente le den un tour por Washington cuando lo visita. Hacerse valer es la cuestión y, a lo que se ve, no todos los países lo saben hacer de igual manera. Me voy ahora con lo de mentir, falsear la realidad o llegar a un cargo con un currículo que pone que hablas inglés y francés en fase media, y en cambio no sabes que “”yes o “oui” significan decir sí. En otros países se dimite de inmediato, aquí no. España no será nunca fuerte hasta que la dimisión no se haga obligatoria para estos casos, y todos los que la hacen acaben en la cárcel y devuelvan todo lo que han robado.
Reconozco que el papel de los medios de comunicación españoles es fundamental. Pero también es importante en Argentina, Brasil, México o Venezuela. Por lazos históricos, tenemos que ver mucho con la forma de hacer iberoamericana. Luego Cuba nos come la tostada porque hace una cumbre en La Habana y acude todo dios, cuando aquí se monta la Cumbre Iberoamericana y, como sigamos así, habrá un anfitrión y veinte sillones vacíos. Aún tenemos que buscar hueco en el mundo, y mira que tenemos historia. Una historia que siempre ha tonteado con el retraso, con las añoranzas del pasado, y que no ha querido o ha sabido mirar para adelante con decisión, como han hecho otros países de la Unión Europea. Determinados Reyes y sobre todo la Inquisición, éstos sí que marcaron a España, y de ahí la dejaron marca. Siempre he dicho que la esperanza española está en sus jóvenes y en su formación dentro y fuera. Todos estos jóvenes están ahora en sus casas, mirando al techo de su habitación desde la cama, o han emigrado para buscarse la vida a partir de 400 euros de mierda. Seremos lo que tenemos que ser cuando estos jóvenes estén en el sitio donde deben, la corrupción exterminada, y ceses y dimisiones con quien altera cualquier circunstancia democrática sea tan habitual como masticar un chicle.