Comentario en Punto Radio. “Protagonistas Cantabria”.

La historia arranca en el pequeño pero hábil David venciendo al grande y bruto Goliat, para más adelante no dejar de reproducirse el hecho de que el trabajo, la ilusión, la constancia y la sencillez conforman un arma todopoderosa a la hora de conseguir lo que, aparentemente, parece inalcanzable. Cualquier crónica deportiva contará lo del sencillo Alcorcón (un club de Segunda B) que le ha pegado de lleno con la onda en la cabeza al galáctico Real Madrid, humillado sin paliativos hasta quedar apeado del todo de la Copa del Rey. Claro está, lo mío no es la crónica deportiva. A lo que voy es a  extender este ejemplo, que lo es y muy grande, a otras muchas superaciones que hay en la vida.

 Lejos del bochorno deportivo que supone la paliza del Alcorcón, un club modesto y héroe a partir de ahora, invito a pensar en la enfermedad a superar, en el trabajo que no encuentro hoy pero que no tiene porque ser igual mañana. ¿Exceso de optimismo? Qué sería entonces de esta vida, en muchos instantes tan miserable con millones de personas, sino albergáramos esperanzas de saltar los obstáculos en un momento dado. El conformismo es el mejor aliado a la hora de no conseguir nada. El derrotismo tan nuestro, suele salir el primero en la carrera hacia cualquier meta, pero acostumbra a coger tanta ventaja que al final no salen muchas de las cosas que nos proponemos. Tampoco es forma de pensar que todo nos tiene que venir dado a la boca, o que hay que conseguirlo todo en la vida antes de cumplir los cuarenta. Llegan, las cosas terminan llegando, pero es necesario, como el Alcorcón, ese trabajo, esa constancia, esa ilusión y sencillez, para no morir de éxito y ser pasto del cachondeo general de que no se puede ir por la vida de una determinada manera que pueda parecer prepotente. Y el ejemplo es extensible a cualquier proyecto personal o de vida que tengamos en el punto de mira.