Tener una cuenta bancaria millonaria en Suiza no es ilegal (si lo declaras), pero no suena bien. Está visto como feo. De hecho, quien la tiene, nunca lo dice, no tanto por vergüenza, sino para que Hacienda no ponga el ojo sobre lo que tiene o deja de tener.
Querer dar lecciones a los demás sobre lo que se trabaja y se cobra en España, y que luego te pillen unos cuantos millones en un banco suizo, es como para que quien lo hecho, no vuelva a abrir la boca en su vida. Las apariencias es uno de los problemas de la sociedad actual. No todos pueden permitirse tener apariencias, especialmente quienes tienen hambre. Pero los que sí, suelen cometer encima la tontería de dar consejos por televisión a los demás. Alguien que tiene su dinero a buen recaudo en Suiza, reina madre de los paraíso fiscales, ¡perdóneme!, pero guárdese para sí las valoraciones sobre patriotismo, bandera, himno o respeto a las leyes. Y qué puedo añadir cuando oigo hablar a uno de los de la Lista Falciani, pillados con el carrito de los helados, que opinan, ¡oiga!, sobre lo divino y lo humano. Lo mismo plantean lo que debemos ganar usted y yo, cómo acabarían ellos con el paro, la manera de ahorrar gastando menos en botica y metiendo menos salchichón en los bocadillos de los colegios públicos, y así no vivir, se atreven a falsear y manipular, por encima de nuestras posibilidades, porque no dejamos de ser unos pobrecillos trabajadores.
No puedo contenerme más: en este país sobran jetas. En estos años de crisis, despidos, desahucios, mangancias de Preferentes, tarjetas black, y perderlo todo, la cara dura de algunos ha superado todas las expectativas. Luego, los medios de comunicación, con un buen trabajo llevado a cabo (¡bien!), publican sus nombres y apellidos porque tienen millones en Suiza y otros paraísos fiscales del mundo entero. Han nacido con suerte hasta para para contar con amnistías fiscales que les permiten regularizar su situación. Al decir que el tiempo pasa, acostumbramos a añadir que todo se olvida. Con esta tremenda crisis, y todos los agravios y tropelías que se han cometido en estos años, especialmente con los más débiles, dudo que funcione el olvido y el perdón.