Creo que los españoles nos mostramos fríos e impasivos ante el cumplimiento de sentencias de cárcel para personajes de la nobleza, las finanzas, el fútbol o el mundo rosa. Las promesas de una regeneración ética, moral, de valores y comportamientos dentro del capitalismo se las ha llevado el viento, y no se ha hecho nada, ni se hará. Madoff, aquel lobo de Wall Street que desplumó a tantas gallinas, es el único que pasará el resto de sus días en la cárcel, dentro de un sistema judicial, el norteamericano, que no se anda con chiquitas, y mucho menos cuando robas a otros tantos ricos como hizo Bernard Lawrence Madoff. De la crisis se quiere pasar página a marchas forzadas, para que todo vuelva a ser como antes: la banca, la construcción, la especulación, y la relación de fuerzas sociales en una pirámide donde los ciudadanos ocupan el último lugar en vez del primero. Trato de describir, al
menos es mi parecer, una sensación que se da de manera global. Hace un momento enumeraba cuatro cuestiones (ética-moral-valores-comportamientos), que mantienen los filósofos como cuestiones que valen la pena frente al poder, el dinero, hacer daño o las guerras y conflictos. Lo sé, lo sé: abarco demasiado. Por eso me gustaría pararme tan sólo en el comportamiento.
El comportamiento te lleva a ser y hacer de una manera concreta. Por los comportamientos habituales de una sociedad, sabes si está sana o enferma. ¡Para qué me voy a engañar!, y conmigo a ustedes, no es que andemos precisamente sobrados de buenos comportamientos. La crisis lo ha puesto de manifiesto en cómo era antes de que llegara, durante los peores años de ella, y ahora que parece que estamos en la post-crisis, algo que tampoco me termina de convencer. Hay mucha gente demasiado hundida como para hacer de las afirmaciones una mentira gorda o incluso piadosa. El trabajo sigue siendo el mayor agravio. Las oportunidades, más para unos que para otros, va a continuación. Pero incluso cuando las cosas te van bien, hay coincidencia sobre apartar del entorno de convivencia toda la suciedad, corrupción, falseamiento y alteración de las prácticas de justicia para que unos entren a la cárcel con mayor facilidad que otros. Estoy seguro de que lo he descrito como lo quería decir. Estoy también seguro de que si algo nos frustra y enrabieta son las diferencias dentro de unas democracias que hablan y proclaman una falsa igualdad.