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COMPRENDER A TORRELAVEGA

Publicado en el Diario Montañés el 26 de febrero de 2012

 A cada uno le toca escoger la cuchara con la que ha de comer. Por eso los hay que  defienden a su ciudad o a su pueblo como ejemplares, sea por una circunstancia de belleza natural, industrial, social e incluso deportiva, aunque no deja de ser una aseveración subjetiva porque muy pocos conocemos enterito el mundo como para comparar un territorio con otro. Cosa bien distinta son las reivindicaciones de lugares que creen que merecen de más atenciones de todo tipo, y aquí la objetividad puede ser  procedente en razón de historia, perder trenes de progreso, no recibir inversiones, y reclamar constantemente crecer al ritmo de los tiempos. No hay comunidad autónoma donde no existan dos ciudades que rivalicen por considerarse en un momento dado agraviadas por lo que recibe de ayudas una, y la otra no, y lo que destina el presupuesto público a tal sitio y, al de al lado, no. Veamos pues ya con lo que estoy a punto de polemizar: Santander nunca ha comprendido a Torrelavega. Estando tan juntas, parece mentira que parezcan tan separadas. Para la bien conocida como capital del Besaya, con un vasto territorio regional bajo su positiva influencia económica y social, ya no son los años florecientes de una industria ejemplar de la que se aprovechaba Cantabria entera. Pero Tarrasa ya no es Tarrasa y por eso Barcelona no la deja de lado a la hora de meter más dinero que nunca en intentar cambiar el modelo económico de las viejas industrias textiles por novedosas empresas tecnológicas. En muchos aspectos que voy a citar, Torrelavega parece más un trozo de Bruselas que del epicentro de la Cornisa Cantábrica. En toda su historia ha ido por delante poniendo en práctica primeramente las ideas. Así, tenemos el Mercado Nacional de Ganados, que es una pasada cada semana; creó la primera Feria de Muestras de Cantabria, que trata de recuperarse de lo que llegó a ser. Y está incluso que fuera nuestra primera localidad en hermanarse con otra ciudad europea,  Rochefort Sur-Mer en este caso. Otro ejemplo que fortalece la permanente vitalidad torrelaveguense es que su ayuntamiento  y su cámara de comercio son dos emblemas que, por descontado, siempre han venido trabajando juntos, a las duras y a las maduras.

imagesCAJB8O8T¡Evidente que este es un artículo para poner de manifiesto la gran importancia de Torrelavega!, porque no se acostumbra a hacer, y no me lo explico. Pero es que lo mismo ocurre con su cultura y deporte, donde siempre ha venido destacando, porque es algo que va con la naturaleza de sus gentes. Tienen un arranque, una forma de pensar y reivindicarse a sí mismos (sin complejos aldeanos), que les lleva a no abandonarse en el empeño del compromiso, porque así se crea y reparte mejor la riqueza, y mejora todo lo que tiene que mejorar. Conozco en concreto a dos ciudadanas torrelaveguenses que, una con sesenta y tantos, y otra casi con treinta, compiten cada semana en la piscina y no paran de ganar medallas. Sencillamente, les encanta dónde viven, su deporte (Club Natación Torrelavega), y se sienten torrelaveguenses por encima de todo sin querer ser otra cosa, y esto imprime vigor también a una comunidad. Cuestión aparte es que la ciudad se vea comprendida fuera de sus límites, especialmente por la capital y por sus instituciones de ámbito regional. Sí, lo pienso, este gran municipio merece más, desde hace muchos años. Llegará (espero) un día en que las cosas se pongan en su sitio porque haya quien se caiga del guindo por su propio peso. El mismo peso que siempre ha tenido Torrelavega en Cantabria, aunque no se refleje muchas veces en importantes inversiones públicas.

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