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CREER EN TEKA

Publicado en el Diario Montañés el 12 de febrero de 2012

 Una vez leí que la gente habla, e incluso la ciudad más grande del mundo sigue siendo como un pequeño pueblo en el que todos conocen a todos, y todos le cuentan a todos lo que saben. Así es Teka para Santander y para Cantabria. De vivir y trabajar tranquilamente, siempre dando lo mejor de sí, los trabajadores de la fábrica de Cajo se han encontrado de la noche a la mañana con un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 198 empleados, nada más y nada menos. En los grandes despachos de las multinacionales todo son calculados balances y deslocalizaciones del empleo para que salga más barato en países donde tienen también plantas industriales, pero el sueldo y los logros laborales están a la espera de un desarrollo normalito. Los ministros europeos de economía hablan mucho de mantener fuerte el euro, de fiscalidad y rebajar el déficit, pero no son capaces de prohibir que se arrase con fábricas ubicadas en suelo de Europa para llevarlas a China, Turquía o la India. Son jugadas feas, por no decir sucias, que impiden hablar en serio de la recuperación de empleo en España, que es el lugar que más nos importa por ser la tierra que nos mantiene (mal) a cada uno de nosotros. Si en Teka se consuma este tajazo a un trabajo productivo, ¿qué será después? Aunque para pensar en el futuro ya están los trabajadores y sus familias, abatidos con un anuncio tan inesperado como injusto.

imagesCAAHWIMUEl dueño de Teka tiene que dar marcha atrás y apostar por una plantilla que fabrica de los mejores fregaderos y cocinas del mundo. No suelo ser exagerado porque ya sabemos que España es la mejor del mundo mundial en todo. Con Teka, con sus experimentados empleados, no exagero, creo en ellos. Es el colmo que los trabajadores turcos donde se pretende llevar la producción estén formados por personal de la planta santanderina. Es el caso más claro que ha tenido Cantabria de deslocalización de una de sus empresas emblemáticas. No quiero ponerme nostálgico porque tal sentimiento no arregla nada, pero Teka es Cantabria. Desde que tengo uso de razón he oído hablar de ella, por ser una industria ejemplar también en lo social-deportivo, apegada al entorno donde fue levantada un buen día. Eran otros tiempos económicos, también es cierto. Pero con decir que en Cantabria y España se construyen menos pisos y con ello se venden menos productos Teka, no veo motivos para tan drástico recorte que supone un golpe mortal al presente y futuro de esta fábrica ubicada en un gran solar urbano. Los poderes de Cantabria se están portando y están frente a semejante anuncio, todos a una. Los ciudadanos tenemos que volcarnos también, cada uno a su manera, en contra de estos 198 despidos, lamentables, imprudentes, y para nada justificados con lo que doy la razón a los planteamiento del comité de empresa de Teka. Dicen que pagan las pérdidas de otras fábricas del grupo, que se les suman a ellos en forma de números negativos que se quieren presentar como irreversibles. Me lo creo porque el porvenir de esta tierra está en juego, y es una partida crucial donde la marca Teka no puede ausentarse. Los trabajadores de Cajo merecen una volcada total de esta región, de sus principales instituciones, y frenar que perdamos otro icono de una industria local golpeada sistemáticamente por motivos que muchas veces no se ajustan a razonamientos puramente económicos.

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