¿Se han dado cuenta que de cinco noticias de las que llegan al día, una tiene que ver con alguien que (supuestamente) genera actualidad desde una cárcel? Resulta tedioso, cansino, bochornoso y, además, me importa un carajo lo que le pase a uno u otro, después de lo que han hecho o han robado. Puedo entender que el carita de pajarito asustado de Bretón paralice el país ante la sentencia de cárcel total que le ha caído por quemar – como se hacía en las cámaras de gas nazis- a sus dos pequeños hijos. Pero lo que le pase a partir de ahora a este desgraciado, la verdad, me la trae al pairo. No entiendo por qué tengo yo que unir mi vida a partir de ahora a la de este mierda, enterándome (lo quiera o no) de quién le visita en la cárcel, si lee un libro o prefiere el Lecturas, o si en la comida aparta los guisantes del plato.
De los titulares de los periódicos y de lo que dicen se han adueñado los jueces con sus nombres y apellidos. Que si este o esta, ha hecho tal o cual, que si ha dictado fianza millonaria, en fin… Aburrido, muy aburrido estoy, y pienso descansar mentalmente este verano para coger fuerzas de cara a septiembre, ya que promete volver con fuerza – y vaticino que irá peor- el panorama con el que nos despertamos a diario. Aunque breve, hay que dar alguna explicación. Esta sociedad nuestra está muy enferma. Mientras haya potentes manipuladores que
hagan de la noticia su cortijo particular, o emigramos o luchamos dentro mediante un pensamiento libre y un comportamiento activo y constructivo, pero crítico. ¡Feliz verano, lo quieran algunos o no! Tampoco me importa.