Artículo publicado en el Diario Montañés, el 16 de junio de 2012
Afirmativo a que cualquier demora en la construcción del Centro de Arte Botín no es buena para Santander y Cantabria. Me contraria que se cierren oportunidades a parados y jóvenes que buscan su primer trabajo. Y este proyecto hay que verlo así; se ha debatido lo suficiente; la gran mayoría estamos a favor; y, por lo tanto, hay que poner la primera piedra y seguir avanzando. Desde el respeto a todas las posturas, se puede asegurar que nuestra región tiene desde siempre asuntos pendientes con el progreso. Es absolutamente compatible la belleza natural y paisajística de Cantabria con encajar en ella nuevos edificios e instalaciones, a admirar, y de los que comer mediante un empleo estable. Si no hacemos nada de nada, si dejamos todo como la madre naturaleza lo parió, aquí, al final, no queda ni el tato. Suiza, Austria, Luxemburgo, entornos europeos bellísimos, conservan y crean.
No trato de cambiar las ideas de quien denuncia cualquier actuación urbanística ante los tribunales, pero Cantabria no está ahora para estos menesteres. La gente está muy mosqueada con la falta de oportunidades y lo mínimo que podemos hacer es dar las gracias a los que traen y levantan nuevas ideas que valen un dineral. ¿Qué ciudad del mundo no albergaría ahora el Centro de Arte Botín? Evidentemente, ninguna. Es un lujo algo así para Santander y el resto de nuestros municipios, como antes lo fue el Museo Altamira, Cabárceno o el Teleférico de Fuente Dé. ¡Que siempre hay personas a favor y otras en contra!, lo entiendo. La democracia y el pensamiento libre es precisamente esto. Lo que pasa es que ahora la necesidad llama a la puerta y de qué manera. Cantabria tiene más de 50.000 parados que quieren la oportunidad de trabajar donde nacieron. Meter a los jueces de por medio, no me parece precisamente la mejor forma de ayudarles.