

Para ahuyentar el pesimismo creciente
El momento que atraviesa España (me podría consolar con decir que también el resto del mundo, pero no) da escalofríos. El país se ha convertido en un auténtico coñazo. Ya no se dialoga, solo se discute. Se nos debería caer la cara de vergüenza por hablar de construir un futuro para los jóvenes, mientras les ofrecemos semejante presente, tan repleto de inseguridades, radicalismo y pesimismo. La política, la economía, la inseguridad, el porvenir de uno y de los descendientes de