No voy a entrar en lo de despreocuparse tan rápido del covid, pero si en inquietarse porque la sociedad se muestre indiferente hacia los miles de enfermos sin cura posible. Por la propia lucha de los enfermos y sus familias, ahora se habla del ELA. Pero es que son 7.000 las denominadas enfermedades raras comunes, que esperan de mayor inversión en investigación, porque estos pacientes tienen todo el derecho sentir esperanza por mejorar. De los avances científicos o sanitarios esperamos
Una característica común a los cohetes es su rapidez. Comparar la economía con uno de estos artefactos puede sonar muy chévere, pero luego están los tozudos datos que hablan de familias que no llegan a final de mes, no poder comer carne o pescado de manera habitual, o el gran incremento de exclusión social de determinados grupos sociales, donde preocupa especialmente la pobreza en los niños, disparada en España. En el hablar bien de la economía hay otro matiz impepinable.
Como los auténticos propietarios de las redes sociales campan a sus anchas, es notición que Brasil prohíba el uso de X, antes Twitter. El gran aliado de Donald Trump, Elon Musk, es el siniestro dueño de esa red. Un juez le ha parado los pies, y los argumentos de la prohibición son de peso. Dentro de un país, una red social no puede imponer a su Gobierno. Seguramente se levante la prohibición, pero la llamada de atención ya está hecha,
SARS-CoV y ahora mpox, que es lo de la viruela del mono. Está visto que nos tendremos que habituar a siglas de virus que amenazan con convertirse en pandemias. Nos guste o no, la Organización Mundial de Salud enciende la alarma de cara a prevenir el nuevo contagio. Como siempre, África es el continente más perjudicado, y ahora se trata de reunir dinero para fabricar las vacunas necesarias que frenen la expansión mundial del virus, instalado ya en 75 países.
En la actualidad española se comenta mucho la nula respuesta ciudadana ante hechos o problemas de carácter económico y social, que tendrían que acarrear una lógica movilización. Pues resulta que no es así en todos los casos, ya que el movimiento es creciente en cuanto al rechazo al turismo invasivo, que priva de bienestar a quienes son residentes y vecinos fijos de las zonas congestionadas. El debate y la unión de afectados no va a hacer otra cosa que crecer.
La añeja idea de acabar el día, llegar a tu casa, y descansar sin sobresaltos, está cambiando ante el uso turístico que se da a muchos pisos de comunidades de vecinos, en pie de guerra ante el estrés que genera el trasiego constante de personas, los ruidos, las fiestas y el incumplimiento de los horarios nocturnos en los que debe prevalecer la necesidad de dormir. El problema avanza en la medida en que las Administraciones retrasan tomar decisiones. Además del
Primero fue la Eurocopa, y después los Juegos Olímpicos de París. En ambos escenarios nuestros deportistas han dado una gran lección de unidad y compañerismo, bastante alejada de lo que sucede en otros ámbitos dentro del propio país, y que a los ciudadanos ya nos tiene hastiados. La grave lesión de Carolina Marín fue otro de los momentos en que se pudieron apreciar las buenas sensaciones y reacciones que se imponen desde un espíritu olímpico que ensalza el juego limpio,