El ÚLTIMO CAMPO SEMBRADO DE PEPE GANCEDO
Entregarse al placer de existir, que tanto recetaba Stendhal como parte de la sabiduría personal, es un don con el que nacen unos pocos elegidos. Hablar menos de servicio público y entregarse por entero a ello, resulta más virtuoso aún que lo anterior. Con ambas formas de ser y de hacer recuerdo a José Álvarez Gancedo, Pepe Gancedo, que nos ha dejado recientemente, para comprobar en persona si la existencia de lo rural es sólo cosa de la tierra o