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CAERSE DENTRO DEL POZO DE LA SUERTE

Suelen explicar los ricos que para llegar a tener dinero han de confluir tres cuestiones: estar en el sitio adecuado en el momento preciso, ver el negocio con nitidez y atreverse con el vértigo, y finalmente una pizca de suerte que dé sabor al plato de la fortuna. Dicho lo cual, parece fácil, pero en la realidad es como encontrar las Minas del Rey Salomón, que son, como hacerse rico, más de película que de cumplimiento del deseo cuando uno quiere. Sin necesidad de acudir a elucubraciones financieras o a las incógnitas de la Bolsa, una Primitiva o un Euromillón te pueden dar un momentazo único. Se habrá caído entonces en unos de los pozos de la suerte, el del dinero, que contenta a una impresionante mayoría que se muestra totalmente satisfecha con atesorar caudales. Opino sinceramente que el dinero no da la felicidad, pero desahoga que el banco no te apremie porque estás en números rojos y te han girado el recibo de la luz. Convendría haber sacado más de una lección y más de dos de esta crisis, cuando se extinga de verdad. Oigo a muchos sabios de la calle proclamar que se es rico también cuando no se debe nada al banco. Querer todo lo que tiene el vecino es mal hacer, pero este país tiene este defecto de por sí, y no las tengo todas conmigo que cuando el chaval que ahora no tiene trabajo lo encuentre, quiera todo de sopetón, endeudándose hasta las cejas.

Muchas hipotecas y las famosas Preferentes han sido propiciadas por malas prácticas bancarias que engatusaban a clientes bastante pardillos o egoístas que anhelaban caerse en su propio pozo de la suerte. Demasiado tarde se dieron cuenta de que la verdad no era otra que su horca financiera. Cuando la suerte no está de cara, como es el caso de tantos, hay que saber toparse con ella en las cosas mundanas que están más al alcance. ¿Quién puede negar que encontrar el amor es la mejor de las suertes?; ¿es que la familia no es el gran cobijo ante cualquier desaliento?; ¿puede llevar al desasosiego ver crecer a un hijo de manera sana y educada con sus semejantes? Lo que digo, en nada tiene que ver con pensar en otros consuelos cuando nada te sale como quieres. He visto demasiadas veces que el dinero no frena en seco una enfermedad incurable. También he notado la infelicidad, la ambición, el egoísmo y las puñaladas traperas que produce el querer un éxito descontrolado. El ideal es poder llegar un poco a todo, en su justa medida. Cuando encuentras un pozo así de la suerte, vale entonces la pena descubrir que tienes sensaciones de satisfacción porque te gusta tu vida, tal y como es.

ROLLO DE 50

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