Sin saber de lo que hablamos, en ocasiones el mal cartel al Ejército Español se lo colgamos los propios ciudadanos. Hoy salimos definitivamente de Bosnia-Herzegovina, después de dieciocho años de servicio en aquel país, que llegó a la guerra civil, algo que aquí sabemos muy bien lo que es. En un viaje reciente a Mostar y Sarajevo tuve ocasión de comprobar sobre el terreno lo queridos y respetados que somos los españoles, gracias a nuestros hombres y mujeres del Ejército y de la Guardia Civil. Han ido mucho más allá en lo que era su deber. Porque han ayudado personalmente a la población civil en todo lo que han podido. Estamos en deuda con ellos, porque han llevado a cabo un gran trabajo, al tiempo que ejemplo de comportamiento, algo que ejércitos de otros países no pueden decir tan alto.