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La suerte no está escrita

¿Por qué te levantas en lunes y todo se tuerce? ¿Por qué, estando de vacaciones, te escoñas y la radiografía da como resultado una cadera rota? Lo achacamos a la mala suerte, mientras que los que tienen mucho mantienen que la suerte se logra con esfuerzo, algo, me temo, que esta última crisis ha puesto patas arriba. Va otra: cuando nos enteramos de algún accidente fatal que ha tenido un conocido. Enseguida lo llevamos al terreno de que estaba escrito que en esa curva de carretera iba a tener lugar el mortal desenlace. Nuestro cuerpo, en el que la cabeza se sitúa arriba y el culo abajo, tiene muchas esencias fijas, y la superstición es una de ellas. Existen dos tipos de cábalas, las que se reconocen y las que no. El supersticioso por antonomasia resulta un coñazo de tío y de tía. Siempre se están quejando, les duele hasta el alma, y no paran de contarlo aunque no les preguntes. A lo mejor yo soy uno de ellos, pero estoy contando la historia, y sigo. Creo que hay que vivir dos vidas para aprender que ciertas cosas no deberían consumir un segundo de nuestro valioso tiempo en la tierra.

Ese mismo tiempo demuestra que cuanto más pienses en que te toque la lotería, no ganas ni la devolución. Es justo además. Cuando en Navidad le toca el gordo a un parado, a un desahuciado o un enfermo, abandonado a su suerte, la mayoría nos llevamos un alegrón. Estas son las cosas que hacen que la suerte tenga un cierto equilibrio y no mire siempre a los mismos. Una gran mayoría de asuntos de los que calificamos de mala suerte, los provocamos realmente nosotros mismos. Si alguien te deja, será por tu comportamiento, no por la mala suerte. Si estás pelado, teniendo un trabajo seguro, será porque no te administras bien, no por la mala suerte. La suerte es la mejor excusa para no explicar en profundidad la tozudez, la mala leche y los sentimientos que nunca afloran. Aprovecho para contar una cuestión personal. Cuando acabo un artículo, se borra del ordenador, y no hay forma de recuperarlo, sé que existe algo indescriptible que no quiere que lo publique así, como si el siguiente artículo fuera mejor, más claro y penetrable. Pues bien, hoy es lunes y muchas cosas se pueden torcer, por lo que sea. El caso es que ningún día debe terminar dando por hecho que todo es negro. ¡Qué va!

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