Depeniendo del caso, la crisis humaniza o deshumaniza. Al que le sobra y ve la luz, tiene la auténtica oportunidad de echar un cable de forma anónima o aportando un rato de su tiempo para una causa que vale la pena. El que está en el epicentro de la crisis, parado, sin un euro, sin perspectivas, a éstos, no se les puede decir nada ni achacar nada si todo lo ven negro, ¡faltaría más! Y lo digo porque se acaba de conocer de boca de la asociación de donantes de órganos que en el pasado y mierdoso 2010 han bajado dos puntos a nivel nacional las donaciones, para luego ser utilizadas en transplantes urgentes.
Escuchando al portavoz de esta asociación, ponía el caso de un padre parado, al que encima se le había muerto su joven hija. Al solicitarle los órganos de su retoña para poder salvar otras vidas, y apelando a que hacerlo así era un servicio a la sociedad, con su no rotundo, añadió “¿qué me ha dado a mí esa misma sociedad? Nada achacable a este buen hombre, salvo mostrarle solidaridad y el pésame, que bien poco son en sus circunstancias. La deshumanización, por lo que vemos, puede tener muchas caras. Hay gente mala porque nace así, y gente a la que se lleva al abismo, a la marginalidad como tanto gustan decir esta palabra los tecnócratas que la pronunican en los medios de comunicación, pero que a las tres de la tarde, en un buen restaurante de Madrid, se van a comer un solomillo con patatas que levanta a un muerto de lo rico que está. Bueno, a todos los muertos no, a la hija de este buen hombre, que no puede comerse el solomilla, a esta niña no la van a levantar ya de su tumba. El esfuerzo, y me olvido por un momento de las donaciones de órganos y de los trasnplantes, el esfuerzo hay que hacerlo con este padre que ya no crea en nada ni en nadie. Le han quitado todo; le han despojado de todo; ha perdido seguramente a lo que más quería: su propia hija. Es verdad, donar órganos es un servicio a la sociedad. Pero ayudar a esta persona, a que cambie de opinión, a hacer público su nombre y que pueda recibir solidaridad eficaz, también es un deber de esta sociedad para con los suyos.