El terrorismo internacional ha parado su ruleta de la muerte en el aeropuerto de Demodédovo (Moscú). Son muchas las víctimas y los heridos en este nuevo atentado, producto de la sinrazón que recorre el mundo. ¿Por qué? A saber lo que dirán en esta ocasión los asesinos, aunque poco me importa en comparación con la desolación que embarga a las familias de los asesinados con las que sólo cabe la solidaridad. Nunca es excesivo hablar de solidaridad, especialmente en estos casos. Además, van a volver las dudas y las prevenciones sobre la seguridad en los aeropuertos, y vamos a sufrir más incomodidades cada vez que decidamos tomar un avión. Es lo de menos también. Porque no hay derecho a que estos asesinos de mierda sieguen la vida a tanto inocente, y dejen heridos o medio muertos a otros tantos.